lunes, 4 de febrero de 2013

¡Mi Príncipe! // Capítulo 5 // ¿En serio me besó?

Carola sale corriendo de la salida de Gaby Music, hacia Samael y Esteban.



Carola: ¡Mi príncipe! ¡Mi príncipe! ¡Espera!

Samael: ¡No puede ser! ¿Que querrá ahora esa loca? Mejor ignorémosla y subamos al auto.

Esteban: No Samael (lo detiene), ¿por qué mejor no esperas para ver que es lo que va a decirte?

Samael: ¡Por favor Esteban! ¿Te has vuelto loco tú también como ella? Lo que vaya a decirme me interesa poco y me vale.

Carola: (llega finalmente jadeando) ¡Mi prínci...! Eh, quiero decir, Samael, que bueno que no te has ido, por que tenía que hablar contigo.

Samael: (suspirando incómodo) ¿Así? ¿Y de qué se trata? Dilo rápido que no tengo mucho tiempo.

Carola: Es que es algo que no se puede hablar así a la ligera. Podemos hacerlo en un lugar más tranquilo. ¿Te parece si te invito a tomar un café? (emocionada).

Samael: Mira muchacha, yo...

Esteban: (interviene apresuradamente) Él quiere decir que te acepta tu invitación Carola. Después de todo, un verdadero caballero, no deja plantada nunca a una dama. ¿No es verdad Samael?

Samael: Sí Esteban, tienes razón (hablando entre incómodo entre los dientes).

Esteban: Bueno, yo tomaré un taxi al hotel para que hablen con más tranquilidad lo que tengan que hablar. Nos vemos Samael (se va).

Samael: ¡No, Esteban! ¡Espera! ¡No te vayas! No me dejes solo con...

Pero Esteban ignora a Samael y éste se queda resignado, mientras mira a Carola con repugnancia y ella con cara de enamorada.

INT. / RESTAURANTE DEL CENTRO DE LA CIUDAD / NOCHE

Carola y Samael se encuentran ingresando a un lujoso restaurante, que se encuentra abundado por otros clientes que cenan y en donde se puede oír música de piano para alegrar el ambiente.



Carola: (mirando impresionada a su alrededor) ¡Vaya! ¡Que restaurante más finolis! Ya me imagino como deberá ser la comida (prácticamente babeándose).

Samael: (tomándola del brazo y hablando en voz baja) ¿Podrías comportarte? Aquí no estamos en la disquera de tu abuela.

Carola: ¡Uy! ¡Pues sí! ¡Ya sé! (se suelta de Samael). Pero no era necesario que viniéramos aquí. Yo te había invitado a tomar un café, no a cenar a este restaurante.

Samael: El que invitó a cenar he sido yo, no te preocupes por eso. Yo pago todo y habla en voz, te repito que no estamos en cualquier lugar. Y ahora toma asiento.

Carola: Sí, bueno.

Samael, caballerosamente, le ayuda a Carola a sentarse. Luego de que él se sienta, llega un mesero.

Mesero: ¿Qué se los ofrece?

Samael: (leyendo la carta) A mí tráigame un ceviche de camarón, por favor, acompañado de un buen vino.

Mesero: Sí, señor (anota la orden en una pequeña libreta). ¿Y a usted señorita?

Carola: (pensando) A mí... Mmm Tráigame un tamal con harta papa y una Coca-Cola.

Samael: (tose incómodo).

Mesero: En nuestro menú no está eso que dice.

Carola (sorprendida): ¿Ah no? ¿Entonces que clase de restaurante es este?

Samael: (susurrándole) ¡Oye! ¡Cálmate! No armes un problema por todo. (Al mesero) Tráigale a la señorita lo mismo que a mí.

Mesero: Muy bien (se retira).

Carola (ofendida): ¡Oye! ¿Y por qué ordenas por mí? Yo nunca he probado esa comida tan rara.

Samael: Mira, no trates de colmar mi paciencia. Ya me la has colmado bastante con lo que me hiciste hoy en la disquera. Ya que estamos aquí, ¿por qué no me dices qué es eso que querías hablar conmigo?

Carola se pone nerviosa, sin saber por donde empezar ante la mirada fulminante de Samael.

INT. / CASA DE LITZI / NOCHE

Litzi acaba de llegar a su casa en un barrio corriente de la ciudad, después de haber terminado en Gaby Music el trabajo tan largo que le había puesto Morticia. Mientras cierra la puerta, escucha la voz de su tío Fernando, que la esperaba en el sofá.



Fernando: (hablando duramente) ¿Dónde estabas? (se levanta del sofá).

Litzi (nerviosa): ¿En dónde más iba a estar tío? Trabajando.

Fernando: (riendo incrédulo) ¿Y desde cuándo la hora de salida es a las siete de la noche? ¿Sabes qué hora es? (gritando) ¡Las ocho!

Litzi: Lo que pasa es que tuve que trabajar un tiempo extra en la disquera. Mi jefa me ordenó escanear unos papeles y por eso me demoré más.

Fernando (enojado): ¡A mí no me mientas estúpida! Te esperaba para que me hicieras de comer porque tenía hambre y mira nada más a la hora que llegas.

Litzi (ofendida): Mira tío, yo no soy ninguna sirvienta. Deja de ser desconsiderado. Yo me mato trabajando todo el día para traer la comida a esta casa ¿y así me tratas?

Fernando: Yo te trato como se me de la gana. Yo soy tu tío y te tienes que someter a mí, te guste o no. Gracias a mí, gracias a que yo te amparé cuando la desgraciada de tu madre se murió, es que eres una mujer o ahora, andarías como una mendiga sin rumbo.

Litzi: (gritando) ¡Ya me colmaste la paciencia! ¡No te pienso aguantar más! Estoy harta ¡Harta de ti! Harta que vivas echando en cara haberte hecho cargo de mí de niña. ¡Ya no te soporto más!

Fernando: ¡Ya cállate! (la abofetea fuertemente). ¡Te prohíbo volverme a gritar estúpida!

Litzi: (tocándose adolorida) No pienso permitirte que me sigas tratando así (llorando). Me voy a ir de esta casa y me voy librar de ti. ¡Ya no voy a seguir con esta situación!

Fernando: (tomándola del pelo) ¿Así? Sacaste las uñas, ¿no? (ríe). Pues vamos a ver si te atreves a abandonarme cuando te enseñe a respetarme.

Litzi (nerviosa): ¿Qué me vas a hacer tío? Te suplico que no me hagas nada, por favor.

Pero Fernando, furioso, omite las súplicas de Litzi y la tira contra la pared con fuerza. Acto seguido, comienza a golpearla sin pensar.

INT. / APARTAMENTO DE GABY, BAÑO / NOCHE

Morticia está tomándose un delicioso baño de espuma en la bañera de Gaby, mientras tararea una canción.



Morticia: ¡Uy! ¡Pero si canto mejor que la Ana Gabriel en la serie Luna!

De repente, mientras Morticia continúa tarareando, una persona con cuchillo en mano se va acercando a la tina y su sombra se ve a través de la cortina. Morticia se queda en silencio cuando siente dicha presencia cerca a ella y con temor, voltea lentamente.

**MÚSICA DE FONDO**





Al ver la sombra que va avanzando, se queda en shock y justo cuando la misteriosa persona corre la cortina, Morticia pega un grito inimaginable.

Morticia (aterrada): ¡Aaaaaaaaaaaah!



Gaby: ¿Pero por qué gritas mujer? Pareciera que hubieras visto un fantasma, por Dios.

Morticia (sorprendida): ¿Gaby? ¿De verdad eres tú?

Gaby: ¿Quién más a parte de mí tiene mi rostro? ¡Es obvio que soy yo!

Morticia: ¡Carajo! ¡Casi me matas de un susto! ¿No te das cuenta? (se lleva la mano al pecho). Pensé que eras Jack El Destripador o la coña de la abuela Adams que venía a matarme. ¡Esa siempre me tuvo envidia! ¿Y que hacías con ese cuchillo?

Gaby: ¡El cuchillo que importa! Más bien dime que haces bañándote en mi bañera. No te he dado permiso para que lo hagas.

Morticia: ¿En vez de regañarme por qué no te metes? El agua está perfecta.

Gaby: Pero que cínica eres Morticia. Mi bañera no es piscina pública en la cual puedas meterte cuando quieras. ¿Y sabes qué? Vete consiguiendo en donde vivir, por que ya no te soporto más en mi apartamento.

Morticia: ¿Estás echando a tu pobre hermana que no tiene a donde a ir? (triste).

Gaby: No te estoy echando. Si eso estuviera haciendo te lo diría de manera directa. Lo que te estoy diciendo es que te busques pronto otro lugar para que vivas, porque tú y yo no podemos vivir bajo el mismo techo y ojalá eso te quede claro (sale del baño).

INT. / RESTAURANTE DEL CENTRO DE LA CIUDAD / NOCHE

Carola y Samael acaban de cenar. Entre ambos hay gran silencio. Mientras Samael toma vino de manera educada, Carola se lo bebe de la botella sin parar.



Carola: (pone la botella sobre la mesa y se limpia la boca de la mano) ¡Ah! ¡Que sed tenía! Ya hasta me siento mareada, como si todo me estuviera dando vueltas.

Samael: No es para menos con todo el vino que te bebiste. Esos son los síntomas de la embriaguez.

Carola: ¡Pues fíjate que no! Yo no estoy borracha o eso que dijiste, bueno, a lo mejor un poco, pero no me dejes beber sola. Bebe tú también (le acerca la botella a la boca).

Samael: Aterriza muchacha (se limpia la boca con una servilleta). ¿De verdad crees que una persona como yo, me embriagaría con alguien como tú?

Carola: (haciendo un puchero) ¡Qué serio! (baja la botella y la pone sobre la mesa nuevamente).

Samael: Bien, ya cenamos y todavía no me has dicho que es lo que quieres hablar conmigo.

Carola: Ah, claro, pos ya me acordé. Bueno, es que... (Avergonzada), quería pedirte disculpas por lo pasó hoy en la disquera de mi abuela.

Samael (sorprendido): ¿Dis... disculpas?

Carola: Sí. Me sentí muy mal por haber sido tan torpe, por haberte mojado, pero yo te juro que nunca fue a propósito, fue sin querer y yo...

Samael: (le interrumpe) Mira, ya deja eso. No te preocupes. Todos cometemos errores (bebe todo el vino de su copa).

Carola: De verdad, no tienes que cancelar el dichoso contrato ese con la disquera de mi abuela. Ella no tiene la culpa de nada. Yo fui la torpe y si las vas a agarrar con alguien, hazlo conmigo.

Samael: Ya te he dicho que no te preocupes. No voy a cancelar el contrato con Gaby Music. Doña Gaby y yo ya llegamos a un acuerdo.

Carola (sorprendida): ¿Un acuerdo? ¿De qué?

Samael: (sonriendo maliciosamente) Ya te darás cuenta mañana a que acuerdo me refiero (pensando: Lo sabrás cuando tu abuela te despida, a petición mía, del trabajo que te dio).

Carola: Bueno, pero ¿aceptas mis disculpas por haberte mojado, sí o no?

Samael: Sí, está bien. Te disculpo. Un error, lo comete cualquiera. Deja de preocuparte por eso y mejor disfrutemos de la noche. ¡Mesero! (lo llama haciéndole una seña con la mano).

Mesero: (va hacia Samael) Dígame señor.

Samael: Traiga otra botella de vino, de la casa, por favor.


Mesero: Ya se lo traigo (se va).

Carola: ¿Y eso? ¿Para qué ordenaste más vino?

Samael: Te lo acabo de decir, disfrutemos de la noche. Vamos a celebrar esta noche única (pensando: Por que ya no va a volver repetirse nunca más, como será la última vez que nos volveremos a ver).

HORAS DESPUÉS
INT. - EXT. / AUTO DE SAMAEL / NOCHE


Carola y Samael van en el auto de éste último, ambos ebrios, por una ancha y desolada carretera. Él, conduce, mientras tiene a todo volumen la canción "Vivir". Carola la canta, asomada por la ventana, con el viento soplando su cabellera.





Carola: (cantando) ¡Quiero dormir, no madrugar! Ya son más de las diez, a despertar. Empezar...

Samael: (interrumpiéndole) ¡Ya no cantes más y mete la cabeza! (la mete, jalándola del brazo).

Carola: (quejándose) ¡Oye! No vuelves a tomarme así. Me haces daño.

Samael: ¡Ah! Todo me da vueltas. No veo la hora de llegar a mi apartamento y tirarme sobre la cama, pero ya me comprometí a llevarte hasta tu casa.

Carola: (seria) Samael, ¿tienes una bolsa?

Samael (sorprendido): ¿Una bolsa? ¿Te has vuelto loca? No traigo bolsas.

Carola: Pues será mejor que me des una ahora, si no quieres que ensucie tu bonito carro vomitándolo.

Samael: ¿¡Quéeeee!? Espérate. Ya casi llegamos, ah, pero a decir verdad, yo también quiero hacerlo. ¿Me prestarías tu baño?

Carola: (con ironía) ¡Claro! Y también te puedo invitar a tomar una tacita de café.

Samael: ¿No será mucha molestia?

Carola: ¡Claro que lo es! ¿Acaso me ves cara de cafetera o qué? ¡Consíguete café en otra parte mano!

Samael: En tal caso ya llegamos (estaciona el auto frente al edificio inmobiliario en que vive Carola).

Carola (anonadada): ¿De verdad? (mira a su alrededor). Pues sí, parece que ya llegamos.

Samael: Bien, ahora bájate del carro, no tengo toda la noche.

Carola (ofendida): ¡Pues ya sé! No me lo tienes que decir y adiós.

Carola se baja con dificultad del auto, cierra la puerta y va caminando hasta la entrada del edificio. Es así como nota que hay una patrulla de policía, estacionada detrás del auto de Samael.

Carola (extrañada): ¿Y que pasaría que hay policía? ¡A lo mejor se entraron los ladrones a robar los apartamentos! (asustada).

La muchacha sigue caminando y Samael espera a que ella entre al edificio con bien, para así poder irse. Cuando Carola entra, ve a dos policías interrogando a un hombre, el mismo cartero al que ella le había robado la bicicleta esa mañana. El cartero voltea a ver a Carola y de inmediato la reconoce.

Cartero: (señalando a Carola) ¡Es ella! ¡Fue esa muchacha la que me robó! ¡Arréstenla!

Carola: (nerviosa) ¡Yo creo que mejor me voy de aquí! (sale corriendo despavorida).

Carola sale del edificio como alma que lleva el diablo y tras ella, salen los dos policías para arrestarla. Samael mira sorprendido aquella escena y su sorpresa es más cuando Carola sube al auto apresuradamente.

Samael: ¿Pero qué estás haciendo?

Carola: Solo arranca esta cosa y vámonos si no quieres pasar la noche en la guandoca.

Samael, en medio del acoso de Carola, arranca el auto con la mayor rapidez posible. Los policías en vista de que Carola escapa se suben a la patrulla, encienden la bocina y comienzan a perseguir el auto.




Ambos vehículos van a toda velocidad por la carretera, como si se tratase de una carrera.

Samael: (nervioso) ¿Pero qué es lo que está pasando? ¿Por qué nos quiere arrestar la policía?

Carola: A la que quieren arrestar es a mí, solo por que le robé la bicicleta al llorón cartero esta mañana para no llegar tarde a mi trabajo.

Samael: ¿Pero en qué estabas pensando? Ni siquiera sé porque te estoy ayudando a escapar. Ahora me he metido en un problema yo también.

Carola (ofendida): ¡Pos este! Como si tú tampoco estuvieras en problemas por tu propia cuenta. ¡Estás manejando borracho hermano! ¡Eso está prohibido! Así que mejor no pares, por que si a mí me arrestan, a ti también. ¿Lo entiendes?

Samael: La verdad no, siento que voy a vomitar.

Carola: (susurrando) Y luego dicen que la que mete la pata siempre soy yo.

De repente, Samael deja el volante y se queda dormido, por lo que Carola pega un grito inmenso e intenta despertar al cantante zarandeándolo. Cuando la muchacha ve que delante viene un camión, sin más opción gira el volante a la derecha y lo esquiva.

Carola: ¡Uf! ¡Que alivio! (conduce como puede por la carretera) Por poco y nos vuelven papilla.

Sin embargo, Carola abre los ojos de sorpresa cuando ve que delante de la carretera viene otra patrulla de policía.

Carola: ¡Demonios! ¿Y ahora para dónde cojo? (mira a su alrededor y dirige el auto por una curva, pero ve por el retrovisor que ahora son tres patrullas que la persiguen).

Policía: (hablando desde el megáfono) ¡Le aconsejo que detenga el auto ahora y se entregue!

Carola (desesperada): ¡Miércoles! ¡Me estoy volviendo loca!

Samael: (entredormido) ¿Quién está loca? ¿Quién está ahí? ¿Nana?

Carola (sorprendida) ¿Nana? ¡Deja de soñar con nanas y despierta! ¿Y qué pasa ahora? (pregunta al escuchar un helicóptero que también persigue ahora). ¡No puede ser! (llorando).

INT. / CASA DE ELISA, HABITACIÓN / NOCHE

Elisa está acostada en su cómoda y amplia cama con una sexy pijama y pasando el televisor de canal en canal mediante el control remoto y se detiene en uno para ver las noticias.



Periodista: (reportando desde una estación de policía) Tenemos noticias de último minuto. El conocido ídolo pop Samael Sáenz acaba de ser arrestado infraganti, por haber cometido varios delitos menores.

Elisa (muy sorprendida): ¿¡Qué!? (Ve que la cámara enfoca a Samael, esposado y siendo llevado por dos policías y tras él varios periodistas).

INT. / HOTEL, HABITACIÓN DE ESTEBAN / NOCHE

Esteban mira también la noticia en la televisión de su habitación.



Periodista: (continúa) Hasta el momento tenemos información de que conducía su auto en estado de embriaguez, excediendo el límite de velocidad y negándose a detenerse. Adicionalmente a ello, se le culpa también de obstrucción a la justicia por haber ayudado a escapar a una joven que se le culpaba de hurto (la cámara enfoca a Carola, siendo también llevada por un policía y esposada).

Esteban (sorprendido): ¡Esa es Carola!

El joven inmediatamente apaga la televisión del control remoto y sale de la habitación.

INT. / ESTACIÓN DE POLICÍA / NOCHE

Carola y Samael están encerrados en una celda. La joven está un poco más sobria que él, aferrada a los barrotes, mientras que Samael canta, sentado en una banca.



Samael: Dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña, tres elefantes se balanceaban... Ah, olvidé la canción.

Carola: (lloriqueando) ¡Sáquenme de aquí! ¡Soy inocente! Tengo derecho a llamar a mi abogado, bueno, si tuviera uno lo haría (triste).



Esteban: (llegando de repente) Carola, Samael...

Carola: ¡Esteban! ¿Qué haces aquí?

Esteban: Vi la noticia de que arrestaron a Samael por televisión y vine como pude hasta aquí.

Carola: ¡Oh! ¿Entonces eso quiere decir que a mí también me grabaron? (emocionada). ¿Salí por la tele?

Esteban: Sí, de hecho a ti también te mostraron. ¿Y dónde está Samael?

Carola: (indicándole al fondo de la celda) Allá está hasta las chanclas de lo borracho que está.

Esteban: (llamándolo) ¡Samael! ¡Soy yo, Esteban! ¡Samael, ven aquí!

Samael (extrañado): ¿Esteban? ¿Te arrestaron a ti también?

Esteban: No, no me arrestaron. Acabo de pagar las multas que te pusieron por cada uno de los delitos menores que cometiste. Si no hubiera pagado nada, tendrías que hacer servicio comunitario durante setenta y dos horas. Y levántate, ya vienen a abrir la celda para que nos vayamos.

Carola: ¿Y yo? ¿Me voy a quedar aquí?

Esteban: No Carola, tú también puedes irte, solo que tendrás que devolverle la bicicleta al hombre al que se la robaste.

Carola: Pero yo no robé nada, sólo la tomé prestada para no llegar tarde hoy a la disquera.

Esteban: Independientemente de eso, tienes que devolvérsela ya que es su instrumento de trabajo.

Carola: Sí, lo entiendo, pero esa bicicleta...

FLASH BACK
EXT. / GABY MUSIC / DÍA


Carola acaba de llegar a la disquera en la bicicleta que le robó al cartero. Del apuro que lleva, se baja en donde están los botes de basura, deja la bicicleta ahí tirada y sale corriendo para la entrada, pero justo en ese momento, pasa el carro de la basura y se lleva la bicicleta.

Carola: (volteando aterrada) ¡Noooo! ¡Eso no es basura! ¡La tomé prestada! ¡No se la lleven! (sale corriendo tras el carro de la basura).

FIN DEL FLASH BACK

Carola: (a Esteban) ¿Ya entiendes por qué no puedo devolver la bicicleta?

Esteban: (suspirando) Sí, pero en ese caso, tendrás obligatoriamente que pagarla o llegar a un acuerdo con ese hombre, o de lo contrario ahora sí tendrás que quedarte encerrada aquí y hacer servicio comunitario.

Carola: ¡No, eso nunca! Sí no tengo otra opción, la pagaré, aunque no sé de donde sacaré el dinero (se cruza de brazos).

En ese momento, viene un policía para abrir la celda y tras el policía, viene Elisa muy preocupada por Samael.



Elisa: ¡Esteban!

Esteban (sorprendido): ¿Elisa? ¿Qué haces aquí? ¿Te enteraste?

Carola (celosa): ¿Qué hace esa bruja aquí?

Elisa: ¿Cómo no me iba a enterar si es la primicia en todos los canales el escándalo que acaba de protagonizar Samael?

Luego de que el policía abre la celda, Carola sale y Esteban ayuda a Samael a levantarse.

Elisa: (a Carola) Supongo que estarás contenta ¿no? Es tu culpa que todo escándalo se haya causado. ¿Qué más puede esperarse de ti?

Carola: Pues fíjate que no. Yo no tengo la culpa de nada. Samael mismito se emborrachó y condujo así, sin pensar que eso estaba prohibido. La culpa es de él, por irresponsable.

Elisa: ¡Que cínica eres! Les causas los problemas a los demás y te lavas las manos, como si nada. Pero como acabo de decir, ¿qué más se puede esperar de ti? Si te acusan de ladrona, eso ya es mucho decir.

Carola (ofendida): ¡Mira hermana! Yo soy una persona honrada y será mejor que te calles, si no quieres que te calle yo.

Esteban: (con Samael apoyado en su cuello) Por favor, no peleen, que ahora no es momento. ¿Será que alguna de las dos puede ayudarme con Samael a llevarlo hasta el carro?

Carola y Elisa: (a la par) ¡Yo!

Esteban: Ahora no vayan a armar un rollo por esto. ¿Quién de las dos?

Elisa: Yo te ayudo Esteban. Después de todo, soy la más indicada por ser amiga de Samael, no como otras que ya no tienen nada que hacer aquí.

Carola: Ya me voy, así que no tienes por que echarme indirectas. Adiós. Buenas noches Esteban, gracias por todo.

Esteban: De nada Carola, buenas noches.

Carola se va con rapidez de la estación de policía y Elisa ayuda a Esteban a llevar hasta Samael al carro. Aunque a la salida topan con muchos periodistas, Esteban y Samael logran subirse al vehículo, pero Elisa se va en el suyo.

INT. / HOTEL, HABITACIÓN DE SAMAEL / DÍA SIGUIENTE

Ya es un nuevo día en la ciudad. Samael está profundamente dormido en su cama, pero su sueño se ve interrumpido cuando Esteban empieza a tocar la puerta insistentemente.



Esteban: (tocando) ¡Samael! ¿Estás dormido? ¡Abre la puerta! ¡Samael!

Samael: (quejándose por la resaca) ¡Ah! ¡Ya voy!

Samael se levanta con dificultad de la cama, con una bata blanca y le abre la puerta a Esteban. Él entra a la habitación con un periódico, mientras se ríe de Samael.

Esteban: (riendo) Por lo visto aún estabas en la cama.

Samael: Se me parte la cabeza (se sienta en la cama y se lleva las manos a la cabeza). No entiendo como pude beber tanto y con esa chica. ¡Maldición! Por su culpa terminé envuelto en semejante escándalo.

Esteban: ¿Te acuerdas de todo?

Samael: No claramente, pero sí lo que pasó. Nunca antes sido encerrado en una celda y anoche se dio el caso. ¿En qué estaba pensando cuando me puse a beber licor con ella? (enojado).

Esteban: Bueno, no te preocupes. Un escándalo como el tuyo irá siendo olvidado, por lo menos no afecta en nada tu carrera. Ahora sale en todos los medios (le arroja el periódico), pero como te digo, pronto ya no importará.

Samael: (tomando el periódico y leyéndolo) Pues sí, tienes razón. Lo que importa es que ya esa muchacha no volverá a causarme problemas.

Esteban (desconcertado): ¿Por qué lo dices?

Samael: Porque a petición mía, hoy doña Gaby la va a despedir del trabajo que le dio, tiene que hacerlo, ya que esa fue la condición que le puse para no cancelar el contrato con su disquera.

Esteban (muy sorprendido): ¿Qué hiciste qué? Samael, por Dios, ¿cómo pudiste hacer eso? No puedes...

Samael: Ya lo hice Esteban y no pienso retomar mi decisión. ¿Acaso no lo ves? Esa chica me ha causado muchos problemas. Ella y yo no podemos trabajar en la misma disquera. O es ella o soy yo, doña Gaby elige.

Esteban: Pues déjame decirte que no estoy de acuerdo con lo que dices. Samael, Carola no es una persona mala, es imprudente, extrovertida, irritante, pero de buenos sentimientos. Ella está enamorada de ti y deberías intentar hacerte su amigo tan siquiera, tratarla mejor.

Samael: ¡Por favor Esteban! (se levanta y le da la espalda a Esteban). ¿Qué cosas estás diciendo? ¿Te has vuelto loco?

Esteban: Es la verdad Samael. Carola está perdidamente enamorada de ti. Lo sé por que ella me lo dijo. Mira, tú para ella eres como su "príncipe azul". Carola cree que la vida real es como en los cuentos de hadas y considera que como a las princesas les llega un príncipe, a ella le llegó cuando te vio por primera vez.

Samael (consternado): ¿Enamorada... de mí? ¡Claro! Eso explica la manera en como miró cuando nos topamos en Gaby Music hace unos días y me llamó "¡Mi Príncipe!".

Esteban: ¿Ya lo ves? Ella es una persona muy inocente, me parece injusto que obligues a doña Gaby a despedirla. Por favor, reconsidera tu decisión, te lo pido yo, no le hagas ese daño.

Samael: Bueno, las cosas cambian sí lo que dices es cierto (piensa en algo detenidamente).

Esteban: Claro que es cierto, no tengo por qué mentirte. Analiza tu mismo y piénsalo, por favor. Ahora te dejo para que te arregles y nos vayamos a Gaby Music, vamos con retraso. Te espero abajo.

Esteban sale de la habitación, dejando a Samael muy pensativo, como si estuviera tramando con la confesión que le hizo.

INT. / GABY MUSIC, PISO PRINCIPAL / DÍA

Gaby acaba de bajarse del ascensor y ve que Carola ya llegó y está en su puesto de trabajo con otra secretaria que le da unas indicaciones en el computador. Gaby se acerca a su nieta.



Gaby: Buenos días.

Secretaria: Buenos días doña Gaby.

Carola: Buenos días abuela. ¿Ya ves? Te dije que me iba a poner las pilas en este trabajo y eso estoy haciendo. Aquí ella (la secretaria) me estaba explicando como funciona esas cosas del sofrware y el hardware.

Gaby: (feliz por el empeño de Carola) Me alegra Carola que estés poniendo compromiso de tu parte, pero... (Borra la sonrisa de su rostro) ¿Podrías pasar más tarde a mi oficina? Necesito hablar algo muy seriamente contigo.

Carola (extrañada): Sí, bueno. Más tarde paso, entonces.

Gaby se dirige a su oficina, pero da un paso atrás para preguntarle algo a Litzi.



Gaby: Buenos días Litzi, ¿ya llegó Samael Sáenz?

Litzi: (cabizbaja) No doña Gaby, él todavía no ha llegado. La que llegó hace unos momentos fue la señorita Elisa.

Gaby: Está bien. ¿Y te pasa algo? Pareces rara.

Litzi: (cubriendo su ojo derecho con el cabello) ¿A mí doña Gaby? No, no me pasa nada. Seguro es parecer suyo.

Gaby: No, claro que no es parecer mío, te conozco muy bien Litzi. ¿Por qué te cubres? (nota que ella tiene un ojo morado). ¿Qué te sucedió en el ojo?

Litzi: (balbuceando) N... na... nada me pasó doña Gaby, no se preocupe.

Gaby: Si no te pasó nada, ¿cómo explicas eso que tienes en el ojo? Parece como si alguien te hubiera pegado.

Litzi (muy alertada): ¡No! ¡Nadie me pegó! ¿Cómo se le ocurre doña Gaby? Fue solo que me caí y me pegué con una mesa en mi casa (miente).

Gaby: Pero se ve muy mal, deberías usar alguna crema para que no se ponga peor. ¿Si puedes ver bien? Puedo darte el día libre.

Litzi: No, no es necesario. Yo puedo ver perfectamente y ya usé una crema, antes de salir para acá, así que no se preocupe doña Gaby. Fue solo un accidente.

Gaby: Bueno, cualquier cosa, solo dime.

Gaby se va a su oficina, pero en la entrada, se encuentra con Elisa que tiene un periódico en mano.



Elisa: ¡Doña Gaby! ¡Que bueno que llegó! Necesito hablar urgentemente con usted. ¿Ya se enteró?

Gaby (desconcertada): No sé a qué se refiere señorita Elisa, pero pasemos, así hablamos más cómodamente.

Las dos mujeres pasan a la oficina. Gaby pone su bolso sobre su escritorio y toma asiento.

Gaby: Y bueno, ¿qué es eso tan urgente que debía hablar conmigo?

Elisa: Por lo visto no está enterada del escándalo que Samael, por culpa de su nieta, protagonizó anoche.

Elisa le tira el periódico sobre el escritorio y Gaby lo toma para leer, muy desconcertada.

INT. / GABY MUSIC, BAÑOS DE MUJERES / DÍA

Litzi está lavándose la cara, mientras llora, pensando en la situación que vive con su tío. Se mira al espejo y ve lo hinchado que tiene el ojo, producto de la golpiza que le propinó la noche anterior. En ese momento entra Carola al baño, mientras silba. Litzi, incomodada por su presencia, se va a ir, pero Carola la detiene.



Carola: ¡Oye, oye, oye! ¡Espérate! Yo no muerdo, ¿por qué te vas?

Litzi: (con indiferencia) Por que a diferencia de ti, yo sí tengo que trabajar. ¿Necesitas algo?

Carola: Pues no, yo no, pero por lo visto tú sí. ¿Por qué no me cuentas quién te dejó el ojo morado?

Litzi (nerviosa): Nadie me lo dejó así, tuve un accidente. Me caí y me pegué con la mesa. ¡Y además a ti que te importa! ¡Es mi vida! ¡No te metas!

Carola: Pero si no me meto, solo preguntaba, además si vamos a hablar de metiches, la que se llevaría la corona sería otra. Y otra cosa, por estos días como que hay mucha violencia contra la mujer ¿no crees? Pero lo peor no son los desgraciados agresores esos, sino las tontas que no se atreven a denunciar. Tenaz, ¿no?

Litzi: ¡Y yo que voy a saber! ¡Déjame en paz! (sale del baño enojada).

Carola: ¡Uich! ¡Que genio! Si solo trataba de ayudar. Cree que me voy a tragar el cuento de que solo fue un accidente, aquí hay gato encerrado.

Carola se va a lavar las manos y mientras lo hace, de repente entra a Samael al baño. Carola lo ve a través del espejo y muy sorprendida voltea.



Carola: ¿Y... tú qué haces aquí? ¿Qué no ves que este es el baño de mujeres? Te equivocaste.

Samael: No, no me equivoqué. Entré por que sabía que estabas aquí y necesito hablar contigo.

Carola (nerviosa): ¿Hablar conmigo? Pues sí es sobre lo que pasó anoche, no me vengas a echar la culpa, eh. Tú mismito te buscaste que te arrestaran. Yo no tuve nada que ver.

Samael: (riendo) No, no es sobre eso Carola.

Carola: ¿Y entonces? ¿Sabes qué? Mejor déjame de hacer perder el tiempo que tengo que volver a trabajar. La plata no cae del cielo.

Cuando Carola va a salir del baño, Samael la detiene tomándola del brazo y la acorrala contra la pared.

Samael: (seductoramente) ¿Te gusto?

Carola: (sonrojada) ¿¡Qué!? ¿De... de dónde sacas eso?

Samael: Te lo pregunto. ¿Te gusto?

Carola: (respirando muy agitada) Tengo que irme. Déjame.

Samael: No vas a ir a ningún lado, hasta que respondas a mi pregunta (le habla muy cerca a los labios). ¿De verdad... te gusto?

Carola sin saber que decir, se suelta de Samael, pero él, la toma nuevamente del brazo, la gira e inmediatamente la besa. Carola abre los ojos de la sorpresa, pero comienza a corresponderle a los breves segundos. Es así como ambos jóvenes se funden en un apasionado beso.

CONTINUARÁ...

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