jueves, 18 de abril de 2013

¡Mi Príncipe! // Capítulo 8 // Spock llega a Gaby Music

EXT. / CAFETERÍA AMOUR / NOCHE

Por otra parte, Carola y Samael siguen hablando a las afueras de la cafetería. Carola no sabe que responder ante la pregunta de Samael.



Samael: ¿Y si te prometiera no ser un "anti príncipe" como dices? Si te prometo no burlarme de ti ni jugar contigo, ¿me darías la oportunidad?

Carola: No lo sé. La cosa cambia.

Samael: Ok, ¿Pero qué? Ya no sigas complicando más las cosas. Los dos sentimos algo especial que es mutuo. Me lo acabas de confesar, y ahora que te hago esta propuesta para que no sientas temor a corresponderme, ¿cuál es el problema?

Carola: Discúlpame (rompe a llorar). Soy una tonta, lo sé, pero discúlpame por favor. Yo nunca antes había pasado por una situación así. Casi toda mi vida he soñado el momento con mi príncipe, que le voy a decir y que voy a hacer con él, pero mis ideales son muy diferentes a la vida real... Discúlpame...

Samael la mira con ternura, se acerca y la abraza para consolarla.

Samael: No, discúlpame tú a mí. Me siento mal por haberte hecho a llorar, discúlpame. Mejor subamos al auto y te llevo hasta tu apartamento. ¿Te parece?

Carola: Está bien (se aparta de Samael y se limpia las lágrimas).

Samael: (tomándola de la mano) Bien, cuando diga tres, corremos hasta el auto y subimos lo más rápido que podamos para que no nos mojemos. ¿Ok?

Carola: (sonriendo) Sí, pero espera. Yo... yo te prometo que voy a pensar en todo esto. Cuando aclare todo conmigo misma, te daré una respuesta. Por el momento, llevemos una relación así como de iniciación, nada oficial. ¿Estás de acuerdo?

Samael: (sonriéndole) Claro. Lo que tú digas Carola... Estoy dispuesto a darte el espacio que necesites. Ahora sí, cuento hasta tres y salimos volados. ¿Preparada? 1... 2... ¡3!

Justo en ese momento, los dos salen corriendo en medio de la lluvia hasta el auto, mientras ríen divertidamente.

INT. / APARTAMENTO DE GABY, HABITACIÓN / NOCHE

Gaby está en su cama, con la lámpara de la mesita de noche encendida, mientras lee un libro con los lentes puestos, sin embargo no logra concentrarse en su lectura:



Gaby: (quitándose los lentes) No puedo dejar de pensar en todo lo que sucedió hoy en la disquera. Dios mío, la señorita Elisa se comportó como una esquizofrénica, jamás me imaginé que alguien como ella tuviera esa clase de problemas. Ah... (Suspira). Y a todas estas, ¿dónde estará la otra loca de mi hermana que no ha llegado?

Gaby toma su Blackberry y le marca a Morticia, quién se encuentra haciendo las locuras más inimaginables.

INT. / DISCOTECA NOCTURNA / NOCHE

Morticia está medio ebria, bailando en el centro de la pista con muchas personas la canción "Turn me On".





Ella es el alma del baile por sus ligeros movimientos y detrás de ella le siguen el paso las demás personas. En eso, ella logra escuchar su celular a pesar del ruido y para de bailar.

Morticia: ¡Mijos, discúlpenme, pero me está sonando el celu!

Todos: ¡Uuuuuh, noooo!

Morticia: ¡Pero no me demoro coños! Todavía queda mucha Morti pa' toda la noche, así que relax. Luego continuamos la party conmigo de postre.

Morticia se va a la barra a contestar la llamada.

Morticia: ¿Aló? Habla la diva sobrenatural de la noche. ¿Quién es?

Gaby (enojada): ¿Se puede saber dónde andas Morticia? ¿Qué es todo ese ruido que se escucha en el fondo?

Morticia: ¡Gaby, hermana querida! ¡Que milagrazo que me llamas! ¿Acaso estás preocupada por mí? (hace un puchero).

Gaby: Solo se me hace raro que no hayas llegado todavía, pero principalmente te llamo para decirte que a mi apartamento no puedes llegar a la hora que se te de la gana, porque es un lugar decente. ¿Lo entiendes?

Morticia: Pero si pareces general cejón de lo amargada que eres. Mejor ven a divertirte conmigo que estoy gozando mi estadía en este plano terrenal. ¡Uuuuh!

Gaby: (retirándose un poco el celular del oído por los gritos) ¿Acaso estás en una discoteca Morticia?

Morticia: ¡Pos tú misma lo dijiste ya! Pero dime de una buena vez si vas a venir o no pa' continuar con la pachanga.

Gaby: ¡Por supuesto que no! Vergüenza debería darte a tu edad, estar bailando en una discoteca con un montón de universitarios. ¿Qué es lo que pasa por tu cabeza?

Justo cuando Gaby le pregunta eso a Morticia, sale una nubecita de su cabeza en la que imagina a Drácula sonriéndole con los colmillos afuera.

Drácula: (seductoramente) Hola primor...

Gaby: ¿Morticia me estás prestando atención?

Morticia: (se rompe la nube) ¡Ah, sí, claro! ¿Me hablabas de la coña de Stephanie Cayo? ¡Si yo soy más bella dama que ella!

Gaby: (suspirando resignada) Olvídalo. No tiene caso. Mejor reflexiona y busca si en tu fundido cerebro "sobrenatural" todavía existe algo de cordura. Adiós (cuelga).

Morticia: Bueno, pues ya que me cortó.... ¡A continuar con la party!

En ese momento, todo el mundo grita eufórico y empieza a sonar el "Gangnam Style". 



Morticia saca unas gafas de sol de sus senos y se las pone, como las que usa el cantante.

Morticia (alzando los brazos): ¡Hellouuu noche! ¡Llegué yo!

EXT. / PARADA DE AUTOBÚS / NOCHE

Litzi está sentada en la banca de una parada de autobuses, llorando desconsoladamente sin saber que hacer. Por esa misma carretera, casualmente pasaba Esteban en el taxi, que miró por la ventanilla y notó a Litzi.



Esteban (extrañado): ¿Litzi? ¿Qué está haciendo la secretaria de doña Gaby aquí? (Al taxista) Señor, pare el vehículo aquí por favor. ¿Podría esperar mientras voy a hablar con aquella muchacha?

Taxista: Sí joven.

Esteban sale del taxi corriendo hacia la parada de autobuses. Litzi en medio de su estado no lo vio, hasta que él llegó.

Esteban: ¿Litzi? ¿Eres tú?

Litzi: (alzando la cabeza y mirando a Esteban) ¿Qué... qué hace usted aquí? (se limpia con rapidez la cara y se levanta sorprendida).

Esteban: Esa pregunta sería más bien para ti. Yo venía en taxi y cuando tomó por esta autopista, me fijé bien y vi que eras tú. Disculpa la intriga, pero ¿qué haces aquí con este clima?

Litzi: (con la voz entrecortada) Eh... ¿Yo? Pues... salí a tomar aire fresco porque hacía calor en mi casa, pero me cogió el aguacero y ya no pude volver. Estoy esperando a que cese un poquito la lluvia.

Esteban: ¿Y puedo preguntarte por qué estabas llorando?

Litzi: ¿Yo llorando? (ríe forzadamente). No, claro que no. Yo sólo...

Esteban: Litzi, no trates de mentirme. Si no me quieres decir que te sucede, está bien, pero sería bueno que me lo dijeras para ver si puedo ayudarte en algo, no sé...

Litzi: (rompiendo a llorar) No... Nadie me puede ayudar. Absolutamente nadie puede. Hice algo muy malo y no sé que hacer, Dios mío, no sé que hacer.

Esteban (conmovido): Si me dices estoy seguro que te puedo ayudar en tu problema, porque creo firmemente en que todo tiene solución. Sólo dímelo Litzi, si quieres...

Litzi: Es que... es que creo que maté a mi tío.

En ese momento, Esteban se queda estupefacto con la confesión de Litzi.

EXT. / EDIFICIO INMOBILIARIO / NOCHE

Carola y Samael llegan al edificio en el que vive la primera. Durante todo el trayecto no habían cruzado palabra. Samael estaciona el auto.



Samael: Ya llegamos.

Carola: (cae en cuenta) Ah, sí. Bueno, buenas noches. Nos vemos mañana (sonríe).

Samael: Ok. ¿Quieres que te acompañe hasta tu apartamento?

Carola: No, no es necesario. Ya hiciste suficiente trayéndome hasta acá. Eh... Muchas gracias.

Y repentinamente Carola besa a Samael entre la mejilla y un poco del labio. Él se queda sorprendido frente a esa inesperada sorpresa. Carola le sonríe por última vez, da la vuelta y se baja del auto. Inmediatamente sale corriendo hacia la entrada del edificio para no mojarse por la lluvia.

Samael: Me besó... Me robó un beso. ¡Ah! ¿Pero en qué estoy pensando? ¿Cómo se me puede cruzar por la cabeza que... puedo tomarla en serio? ¡Es una loca! ¡Por favor! No se me puede olvidar que sólo quiero pasar el rato.

Samael suspira y se fija que Carola entre con bien.

INT. / EDIFICIO INMOBILIARIO / NOCHE

Adentro del edificio, Carola finalmente entra. Mientras se dirige al ascensor, no nota que la recepción está llena de objetos y cajas de cartón.



Portero: Buenas noches señorita.

Carola: (pasando de largo) Buenas noches Humberto.

Portero: Eh... señorita...

Carola: ¿Qué pasa? (se para frente al ascensor para esperar a que baje).

Portero: Discúlpeme, pero es que... (Le señala las cosas).

Carola (muy sorprendida): ¡Oh, Dios mío! (toma un osito de felpa) ¿Qué hace aquí señor Oso? (toma un peluche de pingüino) ¿Y usted señor Pingüino? ¿Por qué están aquí? ¿Qué hacen... mis cosas aquí?



Portero: Es que esta tarde vinieron unas personas de la inmobiliaria "disque" a hacerle un allanamiento a su apartamento señorita Carola (saca un sobre del cajón de su puesto). Le dejaron este sobre.

Carola: (se acerca, lo toma y comienza a leerlo) ¡Pero es que esto es injusto! Seré imprudente...

Portero: Y tonta.

Carola: Sí y también podré estar un poquito loca...

Portero: ¡Muy loca!

Carola: Sí y... ¿Sabe qué? ¡Cállese! (le pega al portero con el pingüino y hace una pataleta).

Portero: Discúlpeme usted señorita...

Carola: (suspirando) Podré ser lo que sea, pero cuando yo me comprometo a algo, lo cumplo y yo estaba comprometida a pagar todas las hipotecas que tenía atrasadas del apartamento este mismo mes. La inmobiliaria no puede hacerme esto, no hoy, justo que está lloviendo. ¿Dónde se supone que voy a pasar la noche?

Portero: ¿Y pues yo que voy a saber? Aquí no se puede quedar, porque llega el súper intendente y me regaña por refugiar indigentes en la recepción

Carola (seria): ¿Qué insinúa? ¿Quiere acaso que le embuta el relleno del señor pingüino por la boca? ¿Ah, eso quiere?

Portero (asustado): No, no señorita. Discúlpeme por favor.

Carola: Pues de disculpas no se vive, eh...

Portero: (murmurando) Mire quién lo dice.

Carola: ¿Qué hago? No puedo dejar todas mis cosas aquí. Llegan los usureros y se me roban todo. (Al peluche) ¡Ay señor Pingüino! Esta noche no vamos a tener la hora del té y nos vamos a perder "Moscas en La Casa". Eh... este... Humberto, ¿no será posible que...?

Portero: No, nada de eso. Ni me diga... Ya me imagino que me va a decir y digo rotundamente que no.

Carola: (haciendo un puchero) ¡Ay, por favor, no sea malito! Ayúdeme a guardar mis cosas en el cuarto de aseo y le prometo que cuando tenga plata, le va a llegar un chequecito por ahí, ¿sí?

Portero: ¡Pues bueno! Pero espero que los demás propietarios de los apartamentos no se vayan a dar cuenta, ¿eh? Imagínese en el problema que me meto por ponerme a ayudarla.

Carola (feliz): ¡Muchísimas gracias mi Humbertis! Por eso es que usted mi portero favorito.

Portero: Pues si no tiene otro.

Carola ríe y el portero sale de su puesto para empezar a llevar las cajas para el cuarto de aseo a escondidas.

INT. / CASA DE LITZI / NOCHE

Esteban y Litzi están en la casa de ésta última, con unos paramédicos que se están llevando a Fernando en una camilla.



Litzi: (suspirando aliviada) Gracias a Dios no maté a mi tío. Casi me vuelvo loca creyendo que sí lo había hecho.

Esteban: Sí, menos mal llegamos a tiempo y llamamos una ambulancia, sino se hubiera desangrado y las cosas serían diferentes para ti. Ahora lo importante es que mañana a primera hora presentes una denuncia Litzi.

Litzi: ¿Una denuncia?

Esteban: Sí, una denuncia. ¿O es que cuando tu tío se recupere vas a seguir quedándote callada si sigue maltratándote? ¿No vas a hacer nada?

Litzi: Esteban, yo no lo puedo denunciar. Él es mi tío. No puedo hacer eso.

Esteban: ¿Y él si puede pegarte? No Litzi. Por eso estamos como estamos. Debes denunciar a tu tío por usar contra ti la violencia. No puedes vivir así.

Litzi: Pues sí, tiene razón. Yo tengo muy claro que no puedo vivir así. De hecho yo ya había planeado en irme de esta casa y alejarme de mi tío. Eso voy a hacer, pero no lo voy a denunciar. Entienda mi situación. A pesar de todo, él hizo mucho por mí de niña cuando mi mamá se murió.

Esteban: No lo sé Litzi, es tu decisión. Sólo espero que no te arrepientas en el futuro y ya no sea demasiado tarde.

Litzi se deja influenciar de los consejos de Esteban, pero aún así, se queda indecisa.

EXT. / EDIFICIO INMOBILIARIO / NOCHE

Minutos después, Carola sale del edificio con el peluche del Señor Pingüino. Se abraza por el frío y mira la lluvia caer.



Carola: ¡Ay! ¿Será que no va a terminar este aguacero? ¿Y dónde voy a pasar la noche? ¡Qué
 jueves!

Carola suspira resignada, se sienta en las escaleras, tira a un lado el peluche y se toma la cabeza con las manos frustrada. Al otro lado de la carretera, Samael estaba estacionado mirando algo en su celular.



Samael: Ah, será mejor que me vaya ya (tira el celular en el puesto de al lado). Después de todo, hace varios minutos Carola debió llegar a su apartamento.

Samael se iba a disponer a arrancar, pero justo mira a la derecha y ve a Carola sentada en las escaleras. Extrañado, se acerca en el auto hacia allí y desde la ventanilla le habla.

Samael: (gritando) ¡Oye tú! ¿Qué haces sentada ahí?

Carola (muy sorprendida): Eh... nada, sólo salí a ver la lluvia con el señor Pingüino (toma el peluche).

Portero: (saliendo del edificio) ¡Listo señorita! Ya le guardé todas sus cosas en el cuarto de aseo. Ojalá pronto le pague a la inmobiliaria lo que le debe para que vuelva a su apartamento. Mire nada más como está lloviendo. ¡Buenas noches! (entra).

Samael: (mirando a Carola seriamente) ¿Con que nada, eh?

Carola: (levantándose) ¡Pues sí! ¿Ya pa' qué lo oculto? La inmobiliaria me quitó mi apartamento porque llevo varias cuotas atrasadas sin pagar.

Samael: ¿Y dónde piensas pasar la noche? ¿Dormirás en esas escalas?

Carola: No sé, a lo mejor, porque en la recepción no se puede y... ¡Bueno! Y a todas estas, ¿tú que haces aquí? ¿No te debiste haber ido hace rato?

Samael: Me quedé esperando como caballero que soy, a que entraras con bien a tu ex-apartamento (ríe).

Carola: Si te vas a burlar de mí, bien puedes irte yendo ya. Eso es lo que menos necesito ahora.

Samael: No te enojes. Ven, súbete (abre la otra puerta delantera del auto).

Carola: ¿Qué?

Samael: Que te subas al auto Carola. ¿Acaso crees que voy a dejarte sola en esta dificultad?

Carola (indecisa): ¿A dónde me vas a llevar?

Samael: Eso que importa. Ya te diré. ¡Súbete!

Carola decide subir al auto. Una vez dentro, se ajusta el cinturón y se van de allí.

INT. / APARTAMENTO DE GABY, HABITACIÓN / NOCHE

Gaby está profundamente dormida en su habitación. En eso, suena el celular, lo que hace que despierte. Toma el aparato y contesta entre dormida.



Gaby: ¿Si, diga?

Persona misteriosa: (con la voz distorsionada) Hola Gaby. ¿Cómo estás?

Gaby (extrañada): ¿Quién habla? ¿Quién es usted?

Persona misteriosa: Sólo llamo para decirte que te quedan 60 segundos de vida, porque en este momento, te estoy observando Gaby. Observo minuciosamente cada uno de tus movimientos.

Gaby (ofendida): ¿Sabe qué? Mejor hágale este tipo de bromitas a su madre y a mí déjeme dormir. ¡Desocupado!

Persona misteriosa: ¡No espera, no cuelgues! ¿No me crees? Pues ahí te va una prueba. El pijama que traes puesta la conseguiste en una venta de garaje por $15.000 pesos, lo más barato que encontraste ¿no? ¡Tacaña!

Gaby (nerviosa): ¿Cómo sabe usted eso?

Persona misteriosa. Porque estoy atrás de ti mi corazón.

Gaby voltea, en ese momento se prende una luz y ve a Morticia con la cara llena de una mascarilla verde y el cabello recogido con rulos



Morticia: ¿Qué me miras?

Gaby grita aterrada, pero despierta bañada en sudor, prende la lámpara y se da cuenta que era una pesadilla.

Gaby: (jadeando) ¡Ay, que pesadilla más horrible! ¡Casi me muero! ¡Condenada Morticia! Ni en mis sueños me deja en paz.

Morticia: ¿Qué dices mija?

Gaby voltea y ve a Morticia tal y como la vio en el sueño, pero inmediatamente se desmaya.

Morticia (extrañada): ¿Y a ésta que murciélago la mordió? La gente ya no sabe apreciar un buen tratamiento de belleza nocturno. ¡Coño!

INT. / HOTEL, RECEPCIÓN / NOCHE

Samael y Carola están en la recepción del lujoso hotel en el que se hospeda temporalmente. Samael habla con la recepcionista.



Samael: ¿Entonces no tiene más habitaciones disponibles?

Recepcionista: No joven. Todas ya están ocupadas y otras están en reserva. Lo siento.

Samael: Ok, muchas gracias (se retira con Carola).

Carola: ¿No hay habitaciones?

Samael: No. Desgraciadamente no hay ninguna para ti.

Carola: Por lo visto fue mala idea que permitiera que me trajeras hasta aquí y aún así hubieran habitaciones, ¿con qué se supone que iba a pagarla?

Samael: Si hubiera habitaciones, yo la pagaría por ti. No te haría responsable por algo que yo te pidiera.

Carola: Mejor me voy. Tomaré un taxi. Buenas noches (se va).

Samael: Te dije que no te dejaré sola en medio de esta dificultad. ¿Por qué te vas?

Carola: (se detiene y regresa) Ya no es necesario que hagas más por mí Samael. Déjalo ya. Te agradezco que hayas tratado de ayudarme y aunque no se pudo, la intención cuenta, así que gracias.

Y justo cuando iba a volver a irse, Samael la tomó del brazo. Carola lo miró a los ojos.

INT. / HOTEL, HABITACIÓN DE SAMAEL / VARIOS MINUTOS DESPUÉS

Carola y Samael se encuentran en la habitación de éste último, luego de haber pasado un rato. Carola está en la cama, usando como pijama una camisa grande de Samael y abrazando al señor Pingüino, mientras que él está en el sofá de al lado, también usando su pijama ligera.



Carola: Mmm, ¿apago ya la luz?

Samael: (con la voz un tanto cansada) Sí Carola, si no le temes a la oscuridad, hazlo.

Carola: Bueno. Buenas noches (apaga la lámpara de la mesita de noche).

Samael: Buenas noches (se cubre con la cobija).

Carola: (vuelve a prender la luz) Oye... me acordé que a esta hora pasan la novela de La Luz de La Esperanza por el canal de Portal Glook.

Samael: Carola, son las once de la noche. ¿Crees que es hora de ver novelas? Pero está bien, prende la TV...

Carola (emocionada): ¡Ay, mil gracias!

La muchacha prende la televisión del control remoto, sin embargo, luego de unos breves momentos en los que sólo se escuchan las voces de los actores, Samael se descobija.

Samael: Carola... ¿necesitas algo más? ¿Agua o algo?

Pero Carola no responde. Samael se fija y ve que ella se quedó dormida; con cierta pereza se levanta del sofá, apaga la televisión del control y se acerca a Carola para cubrirla bien. En eso, se queda mirando el rostro de la muchacha que duerme dulcemente abrazando el peluche y se atreve a acariciarle la mejilla con suavidad.

Samael: (sonriéndole) Buenas noches princesita.

La termina de cubrir bien, apaga la luz de la lámpara y se acuesta nuevamente.

INT. / GABY MUSIC / DÍA SIGUIENTE

Ha llegado un nuevo día. Litzi se encuentra en su puesto de trabajo, hablando por teléfono. Morticia sale de su oficina y al verla, va hacia ella.



Litzi: (por el teléfono) Buenos días señorita. Llamaba para preguntar por un paciente que está interno en esa clínica. Su nombre es Fernando Ramírez. Ingresó anoche...

Morticia: ¡Oye tú, coña!

Litzi: Disculpe tengo que colgar (cuelga). Dígame doña Morticia. ¿Qué se le ofrece?

Morticia: ¿Se puede saber por qué ayer me dejaste caer por ir detrás de las faldas de la huesuda de Elisa?

Litzi: Yo no la dejé caer, más bien la dejé de sostener... ¿Qué pasa con eso?

Morticia (ofendida): ¿Y tan campante me lo dices así greñuda?

Litzi: (deja de escribir) Doña Morticia, ahora no estoy de humor para que me irriten, ¿lo comprende? (le sonríe con ironía).

Morticia: ¡Mira patas de mirla! Dejemos las ironías y hablemos de tú a tú de una buena vez.

Litzi: (sonriendo) Lo siento. Yo no me igualo con menopáusicas.

Morticia: (tomando del pelo a Litzi) ¿A quién le llamas menopáusica flacuchenta?

Litzi: (quejándose) ¡Oiga, suélteme! ¿Qué le pasa? Aaaaaaaaaaaah ¡Ayúdenme que me va a matar esta vieja!

Todos los empleados empiezan a mirar curiosos el espectáculo.



Gaby: (baja del ascensor) ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué hay tanto desorden?

Morticia: Nada mi Gaby querida. Solamente que aquí la flacuchenta, digo, Litzi y yo, estabamos charlando de tratamientos de belleza para el cabello. ¿Te imaginas?

Gaby: ¿Es eso cierto Litzi?

Morticia: (jalando del pelo a Litzi más fuerte).

Litzi: ¡Auch! Sí doña Gaby (sonríe forzadamente). Pero descuide. Ya mismo vuelvo a mi trabajo. Sólo le preguntaba a doña Morticia un consejito que necesitaba, nada más.

En ese momento, del segundo ascensor del piso, baja un hombre misterioso del que solo se ven sus extravagantes zapatos. Todas las miradas se posan en él, pero aún no se ve su rostro.

Señor: (cordialmente) Buenos días a todos.

Morticia: (soltando a Litzi del pelo sorprendida) ¡Madre de las calaveras! ¿Pero de dónde salió este muñeco? (se muerde el labio sensualmente).

Gaby: Buenos días. ¿Puedo saber quién es usted? ¿Se le ofrece algo?



Elisa: (saliendo de su oficina muy emocionada) ¡Pero si eres tú! ¡Padrino Spock! ¡Bienvenido!



Morticia, Gaby y Litzi se quedan totalmente desconcertadas frente a lo que ven.

CONTINUARÁ...

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