miércoles, 5 de junio de 2013

¡Mi Príncipe! // Capítulo 10 // Amor entre cuatro

Carola no sabe que responderle a Esteban respecto a la propuesta que acaba de hacerle.



Carola: ¿A cenar?

Esteban: Sí, bueno, como te acabo de decir, sería una manera de disculparme contigo.

Carola (consternada): Bueno, yo... no tengo idea que responderte Esteban.

Esteban: (un poco triste) Ah, claro. Comprendo que estés molesta conmigo, no te preocupes. Antes creo que mi llamada era innecesaria y solo te estoy incomodando.

Carola: ¡No, Esteban! No cuelgues, las cosas no son así, espera. Claro que no, no estoy molesta contigo. Es solo que estoy sorprendida por lo que propones. Nunca antes alguien me había invitado a cenar (sonriendo tierna), de hecho, siempre soñé que mi príncipe fuera quien lo hiciera.

Esteban: Pero la diferencia es que yo no soy Samael.

Carola: No, pues si yo lo sé, ni tonta que fuera (ríe). Además, aún no sé si Samael sea realmente mi príncipe.

Esteban (celoso): Carola, ¿será que en vez de hablarme de Samael podrías responder si aceptas mi invitación?

Carola: Está bien Esteban, acepto ir a cenar contigo esta noche. Pero te advierto que si me vas a llevar a unos de esos restaurantes finolis en los que no me sé comportar y te vas avergonzar, mejor dejemos así, eh.

Esteban: (riendo) Eso es lo que menos me importa Carola. De hecho, si algo me gusta de ti es que seas como eres, ¿vale? Te estaré esperando a la salida de la disquera cuando termine tu jornada. Hasta ahora.

Carola: Hasta ahora.

Esteban cuelga el celular. Lo aprieta pensativo, convencido de aquello que está pensando. Por otra parte, Carola en la disquera, recuerda la sonrisa de Esteban.

Carola: (sonriendo con ternura) ¡Que buen chico es Esteban! ¡Ay, pero que tonta soy! Ni sé por qué ando pensando en él, de hecho ni siquiera debería estar pensando en nadie sino haciendo mi trabajo.

La chica sigue aprendiendo como manejar el computador, concentrándose completamente en ello.

INT. / LUJOSO RESTAURANTE / NOCHE

Ya llegada la noche, Samael y Elisa ingresan a un restaurante bastante fino del centro de la ciudad. Los dos toman asiento. En una parte del lugar, un hombre vestido de gala toca una melodía de piano.



Elisa: ¿Te gusta el restaurante?

Samael: Claro. Todo lo que venga de ti siempre es de buen gusto.

Elisa: (se sonroja) ¡Ay Samael! ¡Que cosas con las que sales!

Mesero: (acercándose a ellos) ¿Qué se les ofrece?

Elisa: Vamos a ver (toma la carta del menú y empieza a leerla). A mí tráigame un Musaka Griego, acompañado de vino blanco.

Mesero: ¿Y a usted joven?

Samael: Lo mismo que la señorita, por favor.

El mesero apunta todo en su libreta, se retira y mientras pasa cerca de la entrada del restaurante, entran casualmente Carola y Esteban.



Carola (perpleja): ¡Vaya, pero que restaurante más grande y elegante! Debe costar un dineral.

Esteban: Pues sí, cuesta mucho dinero la reservación, pero vale la pena venir. La comida europea es deliciosa.

Carola: Para ti debe ser deliciosa, porque a mí me sabe a agua con condimentos.

Esteban: ¿Ya habías venido antes a un restaurante así?

Carola: (un poco nostálgica) Venía a menudo con mis padres de niña. Después de que murieron, fueron pocas las veces que venía con mi abuela, generalmente eran reuniones con sus amigas y me sentía incómoda.

Esteban (apenado): Discúlpame si te he hecho recordar cosas que no te gustan Carola.

Carola: No, no te preocupes. Al contrario, me gusta recordar los viejos tiempos en los que pasaba buenos momentos con mis padres. Los extraño mucho.

Esteban: Bueno, pues mejor sentémonos y ordenemos de comer que ya me dio hambre.

Carola ríe a la par con Esteban al tiempo que los dos toman asiento. La mesa de ellos queda al otro extremo de donde está la mesa de Samael y Elisa. Ninguno de los cuatro se ha visto.

INT. / HABITACIÓN DE LA CLÍNICA / NOCHE

Litzi ingresa en silencio a la habitación de su tío Fernando. Él está postrado en la cama. Al escuchar cerrar la puerta, abre los ojos y mira fulminantemente a su sobrina.



Litzi: Hola tío. ¿Cómo estás? ¿Te desperté?

Fernando: ¿Qué haces aquí? ¿Viniste a terminar de matarme?

Litzi: Tío, ahora no deseo discutir contigo, menos en el estado en que te encuentras. Solo vine a saber como estabas. ¿No podrías tan siquiera ser un poco amable?

Fernando: (hablando con mucho odio) ¿Cómo puedo ser amable con una ingrata como tú? ¡Trataste de matarme! Si no estuviera postrado en esta cama, te daría tu merecido y la que estaría aquí serías tú.

Litzi: Ya basta por favor. No puedo creer que después de esto, sigas siendo así conmigo. ¿Por qué tío? ¿Por qué me odias tanto? ¿Por qué me tratas tan mal? Dímelo.

Fernando: (volteando la cara) Mejor vete de aquí.

Litzi: No me voy hasta que me respondas cada una de mis preguntas. Desde que mi madre murió, no has hecho otra cosa que hacerme la vida miserable. Por tu culpa, perdí mi niñez (se le salen las lágrimas). A los catorce años me obligaste a trabajar para mantenerte. Tuve que trabajar de sirvienta no solo soportando las humillaciones de mis jefes, sino las tuyas. Durante todos estos años, mi vida ha sido un infierno contigo. ¿Y me dices que soy una ingrata cuando el ingrato eres tú? ¿Qué me dices frente a todo esto, ah?

Fernando se queda sin palabras ante los interrogantes de Litzi.

INT. / DISCOTECA NOCTURNA / NOCHE

Por otra parte, Morticia y Spock se encuentran en una discoteca donde suena a todo volumen música electrónica. Morticia bebe copa tras copa de licor, mientras Spock la observa aburrido.



Morticia: ¡Ah, pero que maravilloso día he pasado contigo! Si me siento en mi época de quinceañera cuando salía con mis amigos y me les perdía a mis padres hasta una semana.

Spock: Y mire nada más, todavía le queda energía de sobra (bosteza).

Morticia: Pos tienes razón, tanto que hasta tengo ganas de echarme un baile, sólo que no me gustaría hacerlo sola (le guiña el ojo derecho a Spock).

Spock: Tendrá que disculparme usted, pero no es que sea muy bueno para el baile. Créame, no querrá bailar conmigo.

Morticia: ¡Pero que aguafiestas eres! Estás peor que mi hermana Gaby que parece una vampiresa de lo amargada que es.

Spock (sorprendido): Perdón, creo haber escuchado mal o ¿dijo que "Gaby" es su hermana? ¿A qué "Gaby" se refiere?

Morticia: ¿Pues a cuál otra Gaby me voy a referir? Gaby Gómez, la dueña de la disquera donde yo soy socia mi corazón. La que viste esta mañana cuando llegaste. ¿Ya no te acuerdas?

Spock (muy intrigado): Claro, la recuerdo, pero no sabía que usted era su hermana. Me deja pasmado con eso.

Morticia: (presumiendo) Sí, te comprendo. Gaby es muy afortunada de tener una hermana como yo que soy tan famosa y dejo tan buena impresión en todo el mundo. ¡Salud por eso!

Morticia se toma otra copa, pero justo en ese momento empieza a sonar la canción "Roly Poly" de T-ara. Morticia de la impresión escupe lo que bebió sobre la cara de Spock.




Morticia: (emocionadísima) ¡Me encanta esa canción! ¡Vamos a bailarla!

Y toma de la mano a Spock, sacándolo a bailar a la pista. Todas las personas presentes en la discoteca bailan tal y como lo hacen las chicas del video. Morticia es el alma de la fiesta, la que más se hace notar, sin embargo Spock es empujado, golpeado y cae constantemente al piso.

INT. / LUJOSO RESTAURANTE / NOCHE

En la cena de Samael y Elisa, los dos comen en silencio. Sin que Samael se de cuenta, Elisa le mira; en sus ojos se ve relejado el enamoramiento obsesivo que tiene por Samael.



Elisa: (pensando: Ya no puedo más. Me muero por decirle que lo amo, pero debo esperar a que salgamos del restaurante. Lo cierto es que de esta noche, no pasa).

Samael: (termina de beber) Estaba deliciosa la comida, además, la degusté el doble al estar acompañado de ti. Hacía mucho tiempo que no pasábamos tanto tiempo juntos.

Elisa (nerviosa): Sí, es... cierto. Yo pienso lo mismo. Aunque no lo creas Samael, cosas como estas significan mucho para mí, de hecho... (L
o toma de las manos), tú significas mucho para mí.

Samael: ¿Elisa te sucede algo? Te noto un poco ansiosa, nerviosa, no sé. ¿Quieres que nos vayamos?

Elisa: Bueno, es que más bien tengo... tengo que ir al baño, eso me pasa (se levanta y toma su bolso). Puedes esperarme afuera si quieres, cuando salga nos iremos.

Samael: Ok, no hay problema. Oye, no te preocupes por la cuenta. Yo lo pago todo.

Elisa (sorprendida): ¡No, claro que no! Yo fui la que invité, soy yo la que debe pagar, no sería correcto.

Samael: Antes no sería correcto de mi parte dejar que tú pagues, pero como quieras (le sonríe).

Elisa: Ya vuelvo.

Apresuradamente, Elisa se dirige al baño. Lo que no espera es que allí está Carola, con muchas ganas de vomitar.



Carola: ¡Auggggggggg! Siento que mi estómago se hace puré de papa. Es la primera vez que pruebo una comida que me dan tantas de ganas de vomitar (sale de uno de los mini baños).

Carola se para frente al espejo, se queda quieta un breve momento y vuelve corriendo al mini baño, pero aún no es capaz de trasbocar. Elisa entra al baño, respirando muy agitada. Toma aire, saca su celular del bolso y llama a alguien. Carola se sorprende al ver a Elisa por la puerta del mini baño entre abierta.

Carola: (pensando: ¿Qué hace esa vieja aquí?).

Elisa: (hablando por el celular) Soy yo. Llamaba para decirte que ya vamos a salir del restaurante. Quiero que estés muy pendiente a la hora de tomar las fotografías (cuelga).

Carola: (decide enfrentar a Elisa) ¡Vaya, pero qué casualidad más grande! ¿Qué haces aquí? (le sonríe con ironía).

Elisa (muy sorprendida): ¿Tú? ¿Pero... cómo... es posible que estés aquí?

Carola: (riendo) ¿Y por qué pones esa cara? Parece que hubieras visto a mi tía Morti recién salida del baño.

Elisa (nerviosa): ¡No te burles de mí! Y te hice una pregunta, ¿qué estás haciendo en este restaurante? ¿Por dónde entraste?

Carola: Pues entré por la puerta principal. ¿Por dónde más iba a entrar? ¿O es que acaso piensas que me entré por la puerta trasera? ¿Un restaurante como éste no es para mí? ¿Eso piensas?

Elisa: Nos seguiste a Samael y a mí, ¿no? ¿Nos seguiste hasta aquí?

Carola: Yo no necesito seguir a nadie. Esteban me invitó a cenar aquí. Por lo visto casualmente hemos asistido al mismo restaurante.

Elisa: (sonriendo hipócritamente) ¿Así? (toma con fuerza a Carola del brazo). Pues te ordeno que ahora mismo te largues y salgas por donde Samael no pueda verte. ¿Me oíste?

Carola: ¡Oye! ¿Qué te pasa? ¡Suéltame! (se suelta). Tú a mí no me ordenas nada. En este momento no estamos en la disquera. Y te advierto algo, no vuelvas a tocarme, porque a la próxima vas a ver.

Elisa: (gritando) ¡Lárgate de aquí! Tú no vas a arruinar esta noche. Samael es mío. Él y yo seremos novios y no te voy a permitir que te interpongas.

Carola: Pues dudo mucho que él llegue a fijarse en una loca como tú, porque eso es lo que estás: ¡loca de remate!

Elisa: ¡Cállate!

Elisa abofetea a Carola con todas sus fuerzas, pero Carola no se queda quieta, puesto que se la devuelve doble y acto seguido la empuja hacia el piso.

Carola: (gritándole furiosa) ¡Te advertí que no me pusieras de nuevo una mano encima greñuda! ¡Y ahí tienes!

Elisa: (llorando con una inmensa ira) ¡Maldita zarrapastrosa! Te atreviste a golpearme, a golpearme a mí. Pero te juro que esto no se va a quedar así. Te voy a hacer pagar esta humillación. ¡Te lo juro! ¡Te vas a arrepentir! ¡A arrepentir imbécil!

Carola: No te tengo miedo. Y será mejor que te calles sino quieres que te arrastre del pelo por todo el restaurante, ¿bueno?

Al baño entra a una señora que se asusta al ver la escena. Carola mira fulminante a Elisa y sale. La señora corre a socorrer a ésta última.

Señora: ¿Se encuentra bien? ¿Le hizo algo esa mujer?

Elisa: (llorando) ¡Samael! ¡Llame a Samael!

Esteban, por otra parte, está pagando la cuenta. Samael casualmente logra verlo, se extraña, se levanta de la silla y va a verlo.



Samael: ¿Esteban?

Esteban: ¡Samael! ¡Qué sorpresa! ¿Viniste a cenar aquí?

Samael: Sí, vine acompañado de Elisa. ¿Tú también viniste a cenar?

Esteban: Sí, también, pero con Carola. ¡Que casualidad! (ríe).

Samael: (un poco celoso) ¿Con Carola? ¿Y puedo saber por qué?



Carola: (interviene) Esteban, vámonos por favor ya. No quiero estar ni un minuto más en este restaurante (ve a Samael, pero no le habla).

Esteban: Claro, ¿pero te pasa algo? ¿Te sucedió algo en el baño?

Carola: Sí. Resulta que me encontré con la vieja esa de Elisa. Se atrevió a cachetearme, pero yo no me quedé quieta y también le di su merecido.

Samael: ¿Se pelearon?

Carola: No, no nos peleamos, solo arreglamos el asunto ojo por ojo. La muy bruja me ordenó que me fuera del restaurante por donde Samael no pudiera verme.

Esteban: No entiendo. ¿Por qué Elisa no quería que Samael te viera?

Carola: Es muy fácil, está enamorada de él. (A Samael) Así es, Elisa está enamorada de ti, si es que a eso se le puede llamar enamoramiento, más bien lo que tiene es una obsesión.

Samael: Carola, por favor.

Carola: ¡No! ¡Es la verdad! Debe estar en el baño, llorando, haciéndose la víctima. ¿Por qué no vas a verla? Después de todo, ella es tu acompañante.

Samael: Hablamos después (se va para el baño corriendo).

Carola: Esteban, por favor vámonos de este lugar. Me siento mareada, no solo la comida me puso mal, sino también la Elisa esa.

Esteban: Sí Carola. Vámonos (le sonríe).

Los dos se retiran del restaurante. Mientras tanto, Samael entra al baño, sin acordarse que es el de mujeres. Ahí ve a Elisa derrumbada en el piso, llorando, a su lado está la señora.

Señora: ¡Oiga joven! Este es el baño de mujeres, salga inmediatamente o voy a llamar a seguridad.

Samael: Yo conozco a esta señorita. No pienso hacer nada malo aquí. (Se inclina) Elisa, ¿qué fue lo que sucedió?

Elisa: (rompiendo a llorar) ¡Ay Samael! Si hubieras visto. Por alguna razón, Carola estaba aquí en este mismo restaurante, me humilló, me golpeó, me amenazó de muerte. ¡Fue lo más horrible que me han hecho en la vida! ¡Lo más horrible Samael! ¡Abrázame!

Samael mira compasivamente a Elisa y decide abrazarla, aunque no muy convencido.

Elisa: (pensando: Perfecto. Todo triunfo requiere de un sacrificio. El que la zarrapastrosa esa se haya parecido así, me hace ganar más puntos con Samael).

Samael: (dejando de abrazarla) Es mejor que nos vayamos. Tú no estás bien. Te llevaré a tu apartamento (ayuda a Elisa a levantarse).

Elisa: No, no quiero ir a mi apartamento, por lo menos no quiero quedarme sola. Temo que Carola vaya en cualquier momento a matarme.

Samael: No te hagas ideas locas en la cabeza Elisa. Tú y yo sabemos muy bien que Carola tendrá su carácter pero no es una psicópata.

Elisa: Tú no sabes nada de ella. Solo la conoces de hace una semana. No sabemos que oscuros pensamientos puede maquinar. No quiero ir a mi apartamento, no quiero estar sola.

Samael: Vamos al auto. En el camino iremos viendo que hacer. Vamos.

Samael sostiene a Elisa. Despacio van saliendo del baño. La señora se queda mirándolos extrañada.

EXT. / CARRETERA / NOCHE

Morticia se encuentra ebria, cantando "Mi Talismán" de Ana Gabriel, con una botella de licor en la mano. Va acompañada de Spock. La carretera por la que transitan está desolada.



Morticia: Vuelveeeeee, quiero estar contigooo. Ven y sana esta ansiedad. ¡Ay que noche más espectacular! ¡Divina de muerte! (ríe)

Spock: Doña Morticia, no sé por qué, pero creo que no es bueno emborracharse hasta esa magnitud. Puede hacerle daño. He oído de personas que padecen de trombosis a causa del licor.

Morticia: ¡No seas aguafiestas mi corazón! Además, no soy una alcohólica, solo bebo de vez en cuando para divertir la vida. ¡La vida es un carnaval! Como decía Celia Cruz. ¿Te conté que era amiga de ella?

Spock: No. Cambiando de tema, si usted es hermana de Gaby Gómez, entonces Carola Gómez en su sobrina, ¿no?

Morticia: ¡Pos claro! Mi sobrina Carolis, mi sobrina favorita, bueno es la única que tengo. El caso es que sí es mi sobrina, ¿por qué?

Spock: Por curiosidad. Elisa me habló mucho de Carola, dijo que trabaja como secretaria desde hace unos días en la disquera, que era novia de Samael Sáenz, un cantante que próximamente grabará un álbum allí y la verdad es que me llevé una muy buena impresión de esa chica. Por algo es su sobrina.

Morticia: En eso tienes más que razón. Salió igualitica a mí. Que bueno que te hayas llevado una impresión buena de ella, porque vale mucho, eh.

Spock: Eso no lo dudo. Tengo la habilidad de percibir cómo son las personas hablándome de ellas, sin conocerlas. Por eso, me encantaría saber donde vive Carola, me gustaría conocerla personalmente, invitarla a tomar un café.

Morticia: Pues si supiera te diría, pero como no sé, pues obviamente no te puedo decir (ríe). Me parece que tiene un apartamento en un edificio inmobiliario, no estoy segura.

Spock: Pues ya que no sabe, lo mejor será que yo mismo le pregunte a ella mañana. Bien, nos vemos mañana doña Morticia. Cuídese.

Morticia: ¡Alto ahí papacito! No tan rápido. ¿Qué dijiste? "Tomo por tonta a esta mujer y me voy así como así".

Spock (nervioso): No... No sé de qué me está hablando. Yo no pienso eso de usted.

Morticia: Ya no digas más. Yo ya te descubrí mi amor. Yo sé perfectamente que te gusto como a nadie, que despierto pasiones incontrolables en ti.

Spock: (respirando aliviado) ¡Ah! ¿A eso se refería? Este... Yo...

Morticia: La verdad es que no me gustan los hombres cobardes, que temen confesarle sus sentimientos a las mujeres, pero no sé por qué, pero contigo no me pasa a sí (se acerca para besarlo).

Spock: Yo... doña Morticia, es que yo...

Morticia: ¡Bésame de una vez primor!

Morticia se avienta sobre Spock y lo besa apasionadamente. Él abre los ojos como platos de la impresión tan grande. Spock, aunque no quiere, le corresponde el beso.

INT. - EXT / TAXI / NOCHE

En un taxi, van Carola y Esteban, sentados en la parte de atrás. Carola mira pensativa a través de la ventana. Esteban suspira.



Esteban: Carola, ¿dónde vas a pasar la noche?

Carola: Samael me permitió quedarme en la habitación que tiene ocupada en el hotel, mientras encuentro a qué acuerdo llegar con la inmobiliaria. Cómo te expliqué me lo quitaron por no pagar las cuotas.

Esteban: ¿Y no tienes ropa para ponerte verdad?

Carola: (suspirando resignada) No, no tengo. Toda la dejé en el edificio inmobiliario. El portero me hizo el favor de guardármela, junto con mis otras cosas.


Esteban: No me gusta verte así Carola. Si tan solo tuvieras un poco más de confianza en mí, podría ayudarte. Recuérdalo, soy tu amigo.

Carola: (sonriéndole) Gracias Esteban, pero no me tienes que ayudar, no es tu obligación. Después de todo, siempre he encontrado la forma de arreglármelas solita.

Esteban: A lo que quiero llegar es que... no debes sentirte mal por lo que Elisa te haya dicho. No le hagas caso. Yo no he tratado mucho con ella, pero sí lo suficiente para darme cuenta que es una mujer egocéntrica.

Carola: ¡No, pos si yo no me siento mal por lo que haya dicho! Al contrario, me resbala como el jabón. La que debe sentirse mal es ella para que se de cuenta de la clase de persona que es.

De repente, sin que Carola se lo espere, Esteban la toma de la cabeza y la besa en la frente tiernamente. Ella se queda impávida frente a eso.

Esteban: Te quiero mucho Carola.

Carola: ¿C... co... cómo?

La chica está muy sorprendida por las palabras de Esteban.

EXT. / LUJOSO RESTAURANTE / NOCHE

A las afueras del restaurante, Samael y Elisa están a punto de subirse al auto del primero. Elisa finge marearse.



Samael (preocupado): ¡Elisa! ¿Estás bien? ¿Quieres que te lleve a un hospital?

Elisa: No Samael, es solo que me siento muy débil. Ha de ser por todo lo que me sucedió.

Cerca de allí, un hombre les está fotografiando. Ellos no pueden verlo.

Samael: ¿Estás segura? ¿Realmente te sientes bien?

Elisa: Sí, no tengo nada, como te digo es solo la debilidad. Estoy cansada. No sabes como me gustaría reposar en tus brazos, que me abraces y me arrulles mientras me dices cosas lindas

Samael: (incómodo) Si de veras estás tan cansada Elisa, te llevaré a tu apartamento. Te prometo que me quedaré contigo hasta que te duermas, ¿bueno?

Elisa: ¡No Samael! ¡Ya no aguanto más! Tengo que decírtelo. ¡Yo estoy enamorada de ti! Te amo Samael, te amo con todo mí ser y me duele que seas tan indiferente conmigo.

Samael: (suspirando) No sé que decirte Elisa. Yo...

Pero Elisa no le deja terminar la palabra y junta sus labios con los de Samael. El hombre toma una fotografía de esa escena.

Samael: (apartándose) Lo siento Elisa, no puedo. Es decir, eres una mujer muy hermosa, de clase. Cualquier hombre soñaría con tener a alguien como tú a su lado, pero... yo no soy ese tipo de hombre.

Elisa: ¿Qué me quieres decir?

Samael: Que eres una gran mujer, pero no soy capaz de verte más que una amiga, nunca he sido capaz ¿me entiendes?

Elisa: ¡Pues no! No te entiendo. ¡No lo puedo entender! Una mujer enamorada no entiende nada.

Samael: Quieras o no tienes que hacerlo. Yo lo único que siento por ti es aprecio.

Elisa: (pensando: Maldición) Está bien. Ya es demasiado tarde para decir que no me haga ilusiones. Tus palabras me duelen muchísimo, pero no puedo hacer nada. Supongo entonces, que sí amas a Carola, ¿no? A ella sí la amas.

Samael: Tampoco Elisa. Yo no amo a nadie en este momento.

Elisa: ¿A no? ¿Entonces por qué eres su novio? ¿Acaso... es solamente para jugar con ella?

Samael (nervioso): Discúlpame, pero eso a ti no te incumbe. Tengo mis razones para mi noviazgo con Carola.

Elisa: Típico de todas las celebridades: nunca quieren nada serio, solo... quieren pasar el rato. Samael, por favor, conmigo no tienes que fingir. Yo sé que sólo quieres a Carola para divertirte. No sé como no pude pensar en eso antes y me perturbé como una tonta creyendo que la tomabas en serio (ríe con ironía). ¿Por qué no dices nada? ¿Sabes que tengo razón y por eso callas? ¿Se te comieron la lengua los ratones?

Samael: Si no vas a subir al auto, me iré yo solo para el hotel (abre la puerta del auto dispuesto a subirse).

Elisa: (deteniéndole desesperada) No Samael, espera. No te enojes conmigo, perdóname. ¿Sabes qué? ¿Por qué no terminas con Carola y empiezas una relación conmigo? No me importa si quieres tomarme en serio o no. No me importa. Lo que me importa es que estés conmigo, quiero estar a tu lado. ¡No quiero separarme de ti Samael! ¡Te amo!

Y empieza a abrazarlo. Samael se siente muy incómodo, pero no se siente capaz de quitarse a Elisa de encima.

Elisa: (comenzando a llorar) Te amo...

Samael en medio de un suspiro, siente lástima y le corresponde el abrazo. Todo eso es fotografiado por el hombre.


INT. - EXT / TAXI / NOCHE

Entretanto, Carola continúa consternada frente al beso que Esteban acaba de darle en la frente. Ambos hablan en voz baja.



Esteban: Sí Carola. Te quiero mucho. Eres... una chica muy especial para mí, a pesar...

Carola: ¿A pesar de qué Esteban? ¿Qué me quieres decir con esto? ¿Me estás diciendo que... te gusto?

Esteban: (cabizbajo) Sí Carola, pero es más que eso (levanta la cabeza). Yo siento algo mucho más fuerte por ti, algo que me juré a mí mismo no volver a sentir nunca. Discúlpame si te hago sentir incómoda. Es más. No debí haberte dicho nada, discúlpame. (Al taxista) Señor, por favor detenga el taxi aquí.

El taxista detiene el vehículo. Esteban le entrega unos billetes a Carola y sale. Ella totalmente consternada, solo le tira los billetes al taxista y corre tras Esteban.

Carola: ¡Esteban! ¡Esteban, espera!

Esteban voltea a ver a Carola. Los dos se miran fijamente en medio del silencio.

CONTINUARÁ...

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