martes, 25 de junio de 2013

¡Mi Príncipe! // Capítulo 11 // Te quiero Carola



Carola continúa consternada frente al beso que Esteban acaba de darle en la frente. Ambos hablan en voz baja.



Esteban: Sí Carola. Te quiero mucho. Eres... una chica muy especial para mí, a pesar...

Carola: ¿A pesar de qué Esteban? ¿Qué me quieres decir con esto? ¿Me estás diciendo que... te gusto?

Esteban: (cabizbajo) Sí Carola, pero es más que eso (levanta la cabeza). Yo siento algo mucho más fuerte por ti, algo que me juré a mí mismo no volver a sentir nunca. Discúlpame si te hago sentir incómoda. Es más. No debí haberte dicho nada, discúlpame. (Al taxista) Señor, por favor detenga el taxi aquí.

El taxista detiene el vehículo. Esteban le entrega unos billetes a Carola y sale. Ella totalmente consternada, solo le tira los billetes al taxista y corre tras Esteban.

Carola: ¡Esteban! ¡Esteban, espera!

Esteban voltea a ver a Carola. Los dos se miran fijamente en medio del silencio.

Esteban: (cortante) ¿Por qué te bajaste del taxi?

Carola: ¿Y todavía lo preguntas? ¿Piensas dejarme así después de lo que me dijiste?

Esteban: Lo siento, nuevamente me disculpo, debí haberme callado. Debí haberme controlado. Lo siento.

Carola: No te disculpes por eso, nadie... nadie manda en el corazón. Créeme, yo te entiendo, pero esto... me toma por sorpresa. Pensaba que lo único que sentías por mí era aprecio o amistad, no sé, nunca me imaginé que pudiera ir más allá. ¿Realmente sientes algo especial por mí? ¿Estás enamorado de mí?

Esteban: Carola... Yo no quería enamorarme, no lo esperaba en mi vida porque hace varios meses sufrí mucho por amor, más de lo que te imaginas. Me enamoré de una mujer ambiciosa, a la que sólo le interesaba el dinero. Me usaba para conseguir lo que quería y cuando quería ponerle un límite, me manipulaba. Al final, descubrí que me traicionaba. Fue un golpe muy duro para mí, me deprimí durante mucho tiempo y me juré que nunca más volvería a amar una mujer, pero he roto esa promesa que hice. La he roto al sentir lo que siento por ti.

Carola: Esteban...

Esteban: (la interrumpe) No tienes que decir nada. Por favor, haz como si nada hubiera pasado por favor, haz de cuenta que nunca te dije nada.

Pero Carola mirándolo con ternura, le da un beso a Esteban en la mejilla rápidamente, lo cuál deja a éste último impresionado.

Carola: No debo olvidar ni hacer como si nada hubiera pasado. Gracias Esteban.

Esteban (sorprendido): ¿Gracias?

Carola: Sí, gracias (ríe). Gracias por ser siempre tan lindo conmigo, por preocuparte por mí y ahora por haber sido sincero confesándome tus sentimientos. Gracias. Es solo que... no quiero que te hagas falsas ilusiones conmigo, es decir, lo que yo siento por ti no pasa de amistad y aprecio, aunque claro, podría enamorarme de ti, pero tendría que pasar para eso mucho tiempo. Ojalá que me comprendas.

Esteban: Claro, claro que te comprendo y no te preocupes. De todos modos, me imaginé que me dirías algo como eso y tampoco esperaba que me correspondieras. Después de todo, ahora estás con Samael, lo quieres a él. Samael es tú "príncipe" y el que esperaste desde siempre.

Carola: (suspirando) Eso aún no lo sé Esteban. Tengo que esperar, pero dejando de un lado a Samael, ¿sabes una cosa? Nunca olvidaré esta noche (empuña la mano y la pone frente a Esteban como signo de juramento). Te lo prometo.

Esteban: (haciendo lo mismo que Carola) Pues yo igual (ríe los dos divertidamente). ¿Y tú también sabes una cosa? Eres una chica muy especial Carola, tan especial que sea quien sea tu príncipe, va a ser un hombre muy afortunado al tenerte. Creo que tú vas a ser su tesoro.

Carola se ruboriza ante las palabras de Esteban y sonríe con ternura.

Esteban: Se me ocurre una idea. ¿Por qué... no nos vamos caminando de aquí hasta el hotel y vamos platicando? ¿Te parece?

Carola: Me parece bien. Y no sabes cuánta falta me hace caminar. Fíjate que creo que estoy engordando con toda la comida rara que he probado y esos refrescos dietéticos que venden en la disquera. ¡Puf!

Esteban: (riendo) Pues entonces la caminata te va a sentar muy bien.

Y entre risas, finalmente se van caminando con lentitud.

INT. / APARTAMENTO DE ELISA / NOCHE

En la habitación de Elisa, ésta última es ayudada por Samael a acostarse en la amplia cama. Elisa finge estar débil y cansada, causando que Samael sienta lástima por ella.



Samael: ¿Quieres algo Elisa? ¿Un té, un vaso de agua? Dime.

Elisa: No quiero nada, sólo quiero que te quedes conmigo. No quiero nada más que eso.

Samael: Ya te lo dije. Me quedaré hasta que te duermas, así que cierra los ojos y descansa. Mañana en sábado, no tienes que ir a la disquera.

Elisa: ¿Por qué mejor no te quedas toda la noche conmigo?

Samael: No puedo Elisa, debo volver al hotel. Estoy compartiendo la habitación con Carola y nadie puede reclamar las llaves en la recepción más que yo. No puedo dejar que se quede esperándome.

Elisa: Esa se merece que pase la noche en la calle como lo que es: una zarrapastrosa. Dime una cosa Samael (saca su celular disimuladamente del bolsillo y lo pone en la opción de grabar), ¿realmente te gusta Carola? ¿O la relación que tienes con ella es solo por... diversión?

Samael: Carola es una chica especial, es linda, es tierna...

Elisa: No te pregunté cómo la describirías. Te pregunté otra cosa. Por favor Samael, directamente no tienes que responderme. Yo sé muy bien que sólo es por pasar el rato. El silencio que guardaste cuando te lo pregunté por primera vez en el restaurante lo dice todo.

Samael: Pues no te puedo negar que al principio, cuando Esteban me confesó que Carola estaba... enamorada de mí, me aproveché de eso como dices para pasar el rato, por diversión, no la tomaba en serio. De hecho, pensaba incluso solamente burlarme de ella, pero no era tan fácil, aunque parecía ingenua no lo era.

Elisa: ¿Fue ella la que pidió que le dieras tiempo, verdad?

Samael: (suspirando) Sí, fue ella.

Elisa: ¿Y qué piensas hacer ahora? ¿Qué pasará cuando Carola te confirme que sí quiere ser tu novia oficial?

Samael: No estoy seguro que voy a hacer, pero lo que sí tengo que claro es que Carola y yo no congeniamos, no podemos ser nada. Ella no es mi tipo, es una chica imprudente, mal educada, mal hablada, con poca cultura. ¡Es una vergüenza!. Simplemente ella y yo, jamás podríamos llevar una relación.

Elisa: (ríe satisfecha) ¡Completamente de acuerdo contigo! (deja de grabar la conversación).

Samael: ¿Pero sabes algo? Ahora me doy cuenta que no lo debí haber hecho, es decir, pretendía hacer incorrecto de lo que ahora me arrepiento. Podrá ser todo lo que sea, pero es una muchacha inocente, no merece que le hagan daño.

Elisa: Deberías hablar con ella en lo más pronto posible. No creo que le afecte mucho si después de todo estaba insegura.

Samael: Tienes razón.

Mientras en la mirada de Samael se ve su enorme culpabilidad, Elisa sonríe satisfecha por todo lo que le piensa hacer a Carola.

INT. / APARTAMENTO DE ELISA / AL DÍA SIGUIENTE

Ya ha amanecido. Elisa está con su sexy pijama, sirviendo el desayuno en el comedor de su amplio apartamento. Samael está profundamente dormido en el sofá de la sala.



Elisa: (mirándolo) ¡Ay Samael! Si supieras lo que le pienso hacer a la zarrapastrosa esa de Carola Gómez. La voy a pisotear como una asquerosa cucaracha como lo hizo ella conmigo anoche. La voy a meter en la cárcel y para ajustar, se va enterar de que su "amado príncipe" sólo pretendía jugar con ella (ríe con maldad). Menos mal las fotografías que nos tomaron juntos ya están guardadas en tu celular.

Samael empieza a despertarse.

Elisa: (acercándose a él) ¿Samael? Samael, ya amaneció, son las ocho de la mañana. ¿Estás despierto?

Samael: (entredormido) ¿Elisa? ¿Qué estás haciendo aquí?

Elisa: (riendo) ¿Cómo que qué hago aquí? ¡Es mi apartamento!

Inmediatamente, Samael se despierta sobresaltado por completo y se levanta del sofá.

Samael: ¿Qué... qué hora es? ¿Pasé la noche aquí?

Elisa: Tu pregunta es tonta. Si estás en mi apartamento y conmigo es porque sí pasaste la noche aquí, pero no te preocupes, te estaba preparando un delicioso desayuno que te va a encantar.

Samael: ¡Carola! ¿Dónde pasaría ella la noche? ¡Elisa, por Dios, la dejé sola! Hablamos después.

Samael sale del apartamento de Elisa muy apurado y ella por otra parte, aunque siente un poco de descontento, a la vez sonríe.

INT. / SUPERMERCADO / DÍA

Litzi está comprando en el supermercado frutas y carnes refrigeradas. Mientras arrastra el carrito de compras, recuerda la conversación que tuvo con su tío Fernando la noche anterior.



FLASH BACK
INT. / HABITACIÓN DE LA CLÍNICA / NOCHE




Litzi: No me voy hasta que me respondas cada una de mis preguntas. Desde que mi madre murió, no has hecho otra cosa que hacerme la vida miserable. Por tu culpa, perdí mi niñez (se le salen las lágrimas). A los catorce años me obligaste a trabajar para mantenerte. Tuve que trabajar de sirvienta no solo soportando las humillaciones de mis jefes, sino las tuyas. Durante todos estos años, mi vida ha sido un infierno contigo. ¿Y me dices que soy una ingrata cuando el ingrato eres tú? ¿Qué me dices frente a todo esto, ah?

Fernando: Lo único que puedo decirte era que solo me he desquitado contigo de todo lo que me hizo la zorra de tu madre.

Litzi: ¿Pero qué fue eso tan grave que te hizo mi mamá? ¿Y qué culpa tenía yo de sus errores?

Fernando: Fue por culpa de ella que nuestro padre murió, ella fue la única culpable, no estuvo pendiente en los últimos momentos de su vida y por eso él murió. ¡Por culpa de esa zorra! (dice con mucho odio).

Litzi: Yo no sabía nada de eso tío, jamás lo supe. Yo no entiendo por qué ese odio desmedido contra mi mamá lo lanzaste contra mí.

Fernando: ¡Tú eras su hija!

Litzi: (gritando entre lágrimas) ¡Pero que mente tan estrecha tienes! ¡Eres un ignorante, un salvaje! Te digo una cosa, este será el último día en me verás la cara, porque me iré a vivir lejos de ti, ya estoy dispuesta a seguir soportando tus humillaciones y golpes. Ya no más.

Fernando: (riendo incrédulo) ¿Me vas a denunciar?

Litzi: No lo voy a hacer solamente porque a pesar de todo lo que me has hecho, no te guardo rencor, ni te odio. Simplemente me das lástima por la mente tan ignorante que tienes, porque no eres capaz de entender que no tenía la culpa de los errores que pudo haber mi cometido mi madre. Espero que cuando te des cuenta, no sea demasiado tarde y sepas perdonarte a ti mismo.

Fernando: (furioso) ¡Solo espera a que me pare de aquí para matarte desgraciada!

Litzi: Adiós tío.

Litzi sale del cuarto del cuarto llorando, dejando a Fernando muy agitado por la inmensa ira que aún sentía por su sobrina.

FIN DEL FLASH BACK

Litzi deja de recordar y suspira. Detrás de ella, viene Esteban que casualmente busca una bebida energizante que comprar. En eso, Esteban logra ver a Litzi de espalda y va hacia ella.



Esteban: ¿Litzi?

Litzi: (volteando) ¡Usted! ¡Que casualidad! (le sonríe sin muchas ganas). ¿Qué hace aquí?

Esteban: Buscaba una bebida energizante. Últimamente me he sentido algo agotado, tengo mucho que preparar de la carrera de Samael. A veces creo que me volveré loco con tanto trabajo (ríe).

Litzi: Ya veo. Yo solamente estaba comprando las cosas del mercado.

Esteban: ¿Y cómo va todo con tu tío? ¿Cómo sigue él?

Litzi: Cuando fui anoche estaba mejor, tanto que seguía con sus amenazas.

Esteban: ¡No lo puedo creer! Después de todo, ¿sigue amenazándote? Litzi, te lo dije la otra noche, no esperes a parar en un hospital o hasta peor, en una tumba por culpa de tu tío. Debes denunciarlo.

Litzi: Yo sé todo eso muy bien Esteban. De hecho, anoche le dije a mi tío que ya no estaba dispuesta a que me siguiera maltratando. Le dije que me iría a vivir lejos de él. Lo de la denuncia, lo pensé mejor y decidí no hacerlo. No deja de ser mi tío a pesar de todo y no temo que pueda hacerme daño, dudo que pueda encontrarme a donde pienso ir.

Esteban: Espero entonces que tu decisión sea la mejor Litzi y me alegra que ahora ya estés libre del salvaje de tu tío. Sé que no hemos tenido oportunidad de platicar mucho, pero aquí tienes un amigo incondicional dispuesto a ayudarte en lo que necesites. Recuérdalo.

Litzi: Muchas gracias.

Esteban: ¿Y a dónde piensas ir a vivir? ¿Tienes con qué pagar un apartamento o un alquiler?

Litzi: La verdad no, he hecho cuentas y mi sueldo en la disquera no me alcanza para pagar los gastos. Me va a ser muy difícil encontrar un apartamento de acuerdo a lo que busco, pero sea como sea, esta semana ya no puedo seguir viviendo en la casa de mi tío.

Esteban le sonríe a Litzi y ella le corresponde la sonrisa. En ese momento, el celular de Esteban suena. Él lo saca de su bolsillo, ve en la pantalla que es Samael y contesta:



Esteban: ¡Hasta que por fin te dignas a llamar! ¿Dónde pasaste toda la noche Samael?

Samael: (hablando por lo auriculares mientras conduce) Eso es lo de menos Esteban. Necesito que me digas qué pasó con Carola. ¿Dónde pasó la noche ella?

Esteban: Ella está bien. Como tú no llegaste, la invité a que durmiera en mi habitación. Yo reservé otra.

Samael (frustrado): ¡Ah! Debe estar enojadísima conmigo por haberla dejado sola. ¿Dónde está ella en este momento?

Esteban: La dejé hace una hora en casa de doña Gaby. Dijo que tenía que hablar con ella.

Samael: Por favor dame el número telefónico de doña Gaby. Llamaré para ver si aún Carola está allá.

Esteban empieza a dictarle el número telefónico a Samael.

INT. / APARTAMENTO DE GABY, ESTUDIO / DÍA

Gaby le está firmando un cheque a Carola, mientras que ésta última le observa en silencio sentada al frente de Gaby.



Gaby: (entregándole el cheque) ¿Es eso suficiente para que pagues las cuotas que debes de tu apartamento?

Carola (lee impresionada el cheque): Pues sí, pero yo te pedí un adelanto de mi sueldo para pagar solo dos cuotas. Con esto las puedo pagar todas.

Gaby: No importa. Toma el resto como si fuera una obra de caridad de mi parte, después de todo, no puedo permitir que deambules todas las noches sin saber donde quedarte.

Carola: Te lo agradezco abuela, pero no necesito que respondas a mis necesidades. Te prometo que te pagaré esta plata cuando pueda.

Gaby: ¡Que no muchacha! No lo tomes así. Yo ya sé que eres una mujer mayor que puedes valerte por ti sola, pero estás en una mala situación y yo simplemente te estoy ayudando.

Carola: (suspirando) Está bien.

De repente, Morticia entra al estudio con ropa de verano y se sorprende al ver a Carola.



Morticia: ¡Mi Carolis! ¡Pero qué milagro mija que vienes por aquí!

Carola: (sonriendo) Vine para hablar con mi abuela algo importante (se levanta y tanto ella como Morticia se saludan de beso en la mejilla).

Gaby: (a Morticia) ¿Y tú a dónde vas vestida así? Está bien que estamos en verano, ¿pero tienes que exagerar saliendo a la calle con esa ropa? Vas a ser la burla de todo el mundo.

Morticia: Pos pa' que te lo sepas solo voy vestida de acuerdo a la ocasión. Spock me invitó a un club súper finolis de la ciudad. El club del norte. Por eso me alegro de ver a la Carolis aquí presente.

Carola: ¿Y a mí por qué? ¿Qué tengo que ver yo con la invitación que te hicieron?

Morticia: Es que Spock también te invitó a ti mija. Nos tenemos que ir juntas al dichoso club ese. En pocas palabras, Spock te quiere conocer.

Carola: Pues me encantaría ir, pero fíjate que no puedo. Debo ir al banco a pagar ya mismo todo lo que debo de mi apartamento. Ahí me disculpas con él.

Morticia: ¡Nada de eso coña! (toma del brazo a Carola y la saca con fuerza del estudio). ¡Tú me tienes que acompañar!

Carola: ¡Pero tía! ¡Te digo que no puedo!

Morticia: Lo que tengas que hacer lo haces más tarde. ¿No ves que si no llegas conmigo al club Spock se puede molestar conmigo? (suelta a Carola). ¿Quieres que tu querida tía se muera de amor?

Gaby: (interviniendo) Por favor Morticia. ¿Estás loca? ¿Cómo vienes fijarte en un hombre como ese? ¿Tan mal gusto tienes?

Morticia: Lo que tú tienes es envidia de que un hombre tan apuesto me haya invitado a salir, mientras que tú, desde que se murió tu marido, pareces una momia empolvada de lo amargada y arrugada que estás.

Gaby: ¿Arru... Arrugada dices? (se toca la cara preocupada).

Morticia: Bueno, ya no perdamos más tiempo y vámonos que nos esperan.

Morticia saca obligada a Carola del lugar. Gaby se queda fastidiada a causa de su hermana. A su teléfono entra una llamada. Gaby va al escritorio y contesta.

Gaby: ¿Diga?



Samael: (hablando aún desde su auto) Doña Gaby, soy yo, Samael.

Gaby: Buenos días Samael. Me sorprende un poco su llamada. ¿Sucede algo?

Samael: Digamos que sí. Quería saber si su nieta aún sigue ahí. Esteban me contó que había dejado a Carola hacía una hora en su casa.

Gaby: Pues sí. Carola estaba aquí hacía unos segundos, pero acaba de irse con la loca de mi hermana Morticia a un club del norte de la ciudad. Las invitó el padrino de la señorita Elisa.

Samael (sorprendido): ¿Padrino? Que raro, Elisa no me había contado que su padrino estaba aquí en Colombia. En fin. Doña Gaby, necesito hablar con Carola. Anoche le hice algo malo y necesito disculparme con ella.

Gaby: Si tanto le urge creo que lo mejor sería que usted fuera al club donde está Carola con Morticia. Me parece que fueron al club que queda al norte.

Samael: Iré entonces allá. Le agradezco. Hasta luego (cuelga).

Gaby: Hasta... luego (pone el teléfono en la base consternada). ¿Será que... realmente estoy arrugada o sólo será una tontería de Morticia por molestarme?

Gaby disimuladamente se mira en el gran espejo que tiene en el estudio y trata de ver si realmente tiene arrugas en el rostro y el cuello.

INT. / APARTAMENTO DE ELISA / DÍA

Elisa está sentada sensualmente en el cómodo sofá blanco de la sala de su apartamento. Habla por celular con su padrino Spock que se encuentra en el club.



Elisa: ¿Una invitación a un club? ¿Y cómo se supone que le robarás a la zarrapastrosa algo de su cartera? ¿Crees que la va a dejar olvidada en cualquier parte? ¡Qué estúpido eres!

Spock: Te exijo que me respetes Elisa. Por lo menos, algo estoy haciendo para ayudarte en tus sucios propósitos.

Elisa: Espero que para hoy logres robarle algo que le pertenezca a esa chica. Tienes hasta pasado mañana, ¿entendido?

Spock: ¿Y tú ya encontraste una manera de alejarla de Samael Sáenz?

Elisa: Sí, ya tengo dos maneras que servirán de mucho. Unas fotografías comprometedoras y una grabación que le partirá el corazón en dos a esa mustia. Las utilizaré a su tiempo. Ya te diré como. Tú, preocúpate por tu parte. Hablamos más tarde para que me digas cómo te fue y qué lograste (cuelga).

INT. / CLUB, RECEPCIÓN / DÍA

Spock al ver que Elisa le ha colgado, también cuelga su celular. En eso, ve entrar a Morticia acompañada de Carola que está perpleja por la elegancia del lugar.



Carola: ¡Vaya tía Morti! Por lo visto ese tal Spock debe tener chorros de plata para pagar un lugar así.

Morticia: (sonriendo forzadamente) Cierra la boca mija que allí está. Vamos sonríe, sonríe...

Carola y Morticia se acercan a Spock. Spock va a recibir a ésta última con un beso en la mejilla, sin embargo Morticia se apresura y le da un tremendo beso en la boca. Carola abre los ojos de la impresión.

Carola: ¡Ejem! Buenos días señor Spock.

Spock: (alejándose de Morticia) Buenos días. Usted debe ser la sobrina de doña Morticia.

Morticia: ¡Si, ella es! Aquí está de pies a cabeza, enterita como te lo prometí mi amor.

Carola: No sabía que la relación ya iba tan avanzada, digo, porque apenas se conocieron ayer.

Morticia: Ay mija, es que cuando hay amor entre dos seres, no hay nada que esperar. En este caso, el amor de Spock y el amor que yo siento por él es tan fuerte que rompe cualquier barrera (suspira enamorada).

Spock: Sí, Morticia tiene... toda la razón (dice sin mucha convicción). Entre otras cosas, me alegra mucho que haya venido señorita Carola. Me da mucho gusto conocerla.

Carola: Igualmente (le sonríe tierna).

Spock mira con detenimiento a Carola, lo cual Morticia extrañada logra notar.

EXT. / PARQUE DE LA CIUDAD / DÍA
Esteban y Litzi caminan por un lindo parque, con varias zonas verdes y personas que se divierten en familia. Los dos comen helado. Mientras Esteban le cuenta anécdotas a Litzi, ésta ríe.



Esteban: Y entonces volteé y me encontré con la vieja bigotuda, mirándome con esa cara de bruja así de cerquita. ¿Me creerás si te digo que pensé que no saldría de esa casa con el balón? (ríe).

Litzi: (riendo) ¡Ay qué cosas! Yo en su lugar me hubiera muerto del susto. De verdad (sigue riendo, tanto que sus ojos se ponen sollozo). ¡Ay no! Mire nada más, de tanto reírme no he podido probar el helado y ya se me está derritiendo (trata de no reír más).

Esteban: ¡Uf! No eres la única. Yo por ponerme a contarte de mi infancia me pasa lo mismo.

Litzi: ¿Sabe? Mientras me contaba lo de la vieja bigotuda, me estaba imaginando a la vieja de Morticia, la hermana de doña Gaby.

Esteban: ¿Tienes algo en contra de ella?

Litzi: ¡Uy! De solo acordarme me dan ganas de poner en su lugar a esa loca. La otra vez me puso un trabajo súper largo. Por culpa de eso llegué tan tarde a mi casa que mi tío se molestó conmigo y me golpeó.

Esteban: Litzi, yo creo que deberías tratar de olvidar el pasado, de dejarlo ir. A lo último, las consecuencias de remover los malos recuerdos son convertirse en una persona amargada, llena de resentimiento, que sólo respira del mal humor, ¿me entiendes? Y eso no es bueno

Litzi: (dejando de caminar al tiempo que Esteban) Tiene razón. La verdad no puedo tapar mis errores con un dedo. Acepto que a veces soy una entrometida, una chismosa, una engreída. Tengo que cambiar eso.

Esteban: Me alegra que pienses así. Te aseguro que en esa nueva vida que vas a empezar, te irá muy bien.

Litzi: En parte se lo debo agradecer a usted, que a pesar de las pocas veces que hemos cruzado palabras, ha sido muy lindo conmigo y me ha apoyado en medio de esta situación tan difícil para mí. Gracias (le sonríe).

Esteban: No me lo tienes que agradecer Litzi, lo hago con el mayor de los gustos y más si es para una amiga, porque como tú dices: a pesar de que no nos conocemos muy bien, yo ya te considero como una amiga. Ahora se me acaba de ocurrir algo, no sé qué opines.

Litzi: ¿De qué se trata?

Esteban: Es que Carola tiene un apartamento que aún no ha terminado de pagar. Ella está atravesando por una situación económica mala, por no decir crítica y pensaba que tú podrías vivir con ella, ayudándola a pagar los gastos. ¿Qué te parece?

Litzi: (con desprecio) ¿Yo vivir con esa?

Esteban: ¡Litzi! Recuerda que te comprometiste a cambiar lo negativo.

Litzi: Sí, disculpe, pero es que me parece una propuesta de mal gusto. Yo no simpatizo mucho con la zarrapastrosa, digo, con Carola. Si me cuesta esfuerzo aguantarla en la disquera, ahora imagínese que yo viva con ella.

Esteban: Me parece que estás siendo orgullosa y juzgas premeditadamente. Carola no es una mala persona, al contrario, si te acercas a ella te vas a dar cuenta que es una buena chica, con sus defectos como cualquier otra persona, pero con muchas virtudes.

Litzi: Pues no sé. Tendría que pensarlo. Ya decidiré que hacer.

Litzi se queda indecisa frente a la propuesta de Esteban que para ella resulta muy desagradable.

INT. / CLUB, RECEPCIÓN / DÍA

Samael finalmente llega al club en el que está Carola. Justo cuando está entrando a la recepción, su celular suena, viendo en la pantalla que se trata de Elisa que está en su apartamento. Con cierto desánimo, él contesta la llamada.



Samael: Hola Elisa. ¿A qué se debe tu llamada?

Elisa: (hablando por su celular) ¿Interrumpo algo importante? Lo digo porque siento en tu tono de voz como si estuvieras algo impaciente.

Samael: No, no interrumpes nada. Disculpa, es que me siento un poco estresado.

Elisa: No te preocupes. Entiendo que la vida de un cantante no es que sea la más fácil. Te llamaba para preguntarte cómo va todo con... Carola. ¿Al final pudiste hablar con ella? ¿Está muy enojada contigo?

Samael: La verdad no lo sé Elisa. No he hablado con Carola. Supongo que sí debe estar ofendida conmigo. A ninguna mujer le gustaría que le hicieran lo que yo le hice a Carola anoche.

Elisa: En eso sí tienes razón, pero eso depende del hombre que sea. Por ejemplo, si a mí me lo hubieras hecho tú, para nada estaría enojada contigo.

Samael: Esa eres tú Elisa, no todas las mujeres son iguales. Ahora estoy en un club. Doña Gaby me dijo que Carola estaba aquí, así que trataré de encontrarla para hablar con ella.

Elisa: (pensando: Maldición. Samael le está prestando mucha importancia a la zarrapastrosa de Carola. Eso no es una buena señal y si van a estar juntos la cosa puede ser peor).

Samael: ¿Aún estás ahí Elisa?

Elisa: Sí, sí aún estoy aquí. Me distraje con un programa de televisión que estoy viendo. Te llamaré más tarde para preguntarte qué sucedió. Adiós.

Samael: Está bien. Adiós.

Elisa cuelga el celular, al tiempo que Samael lo hace también, sin embargo, éste último se queda extrañado por la prisa con la que Elisa colgó.

No muy lejos de allí, en la piscina del club, Morticia está en traje de baño luciendo su cuerpo. Todas las personas que están cerca, se quedan mirando impresionados a Morticia. Carola y Spock están desayunando al lado de la piscina, en una pequeña mesa con sombrilla.



Morticia: (gritándole a Carola) ¡Yujuuuu mi Carolis! ¿No te piensas meter a la piscina conmigo?

Carola: Gracias, pero ahora no tía. Tal vez más tarde.

Morticia: ¿Y tú mi Spock? ¡Ven! ¡Acompáñame!

Spock: Yo también iré más tarde preciosa. No te preocupes. Mientras tanto puedes broncearte.

Carola: No puedo creer que a pesar de los años mi tía Morti siga despertando las miradas de todo el mundo. Mire nada más lo bien conservada que está.

Spock: Tiene razón. Soy un hombre muy afortunado de tener a su tía a mi lado (dice con ironía).

Carola: Pues no lo dude. Yo quiero mucho a mi tía Morti, por favor, cuide mucho de ella y no vaya a hacerle daño. Me acuerdo la última vez que fue engañada por un hombre.

FLASH BACK

Morticia está en su fiesta de cumpleaños número 100. Tanto ella como todos los invitados están reunidos en la sala adornada con globos y pancartas. En eso, se le acerca una amiga con estilo punk, de hecho, todos los invitados a su fiesta tenían ese estilo.



Mujer: La fiesta es un éxito Morticia. Me encanta, todo está muy bien organizado.

Morticia: (sonriendo) ¡Convengo contigo completamente! Drácula fue súper detallista al prepararme esta fiesta de cumpleaños. Lo amo tanto. Por cierto, ¿dónde está él?

Mujer: Pues no sé. La última vez que lo vi pasó al cuarto de tu hermana Gaby.

Morticia (celosa): ¿Y para qué iría al cuarto de la momia de mi hermana?

Mujer: (riendo) Yo eso no lo sé querida, pero yo en tu lugar, mejor iría a ver.

Morticia sin dudarlo un solo momento, va al cuarto de Gaby. Mientras tanto, allí, está Drácula arrodillado frente a Gaby:



Drácula: Yo no amo esa loca. Yo te amo a ti Gabriela, solamente a ti. Vámonos esta noche. Organicemos nuestro amor lejos de aquí.

Gaby (molesta): Es la última vez que te lo repito. ¡Sal de mi habitación! Entiéndelo. Tú a mí no me gustas. No siento absolutamente nada por ti. ¿Cómo te lo hago entender?

Drácula: (se levanta) Eso no importa. Yo sé que con el tiempo te puedes enamorar de mí sinceramente. Por favor Gabriela.

Drácula repentinamente besa a Gaby en los labios y justo en ese momento, Morticia entra a la habitación:

Morticia (furiosa): ¡Ah! ¿Qué haces besando a la coña? (gritando).

Drácula al escuchar la voz de Morticia se aleja de Gaby.

FIN DEL FLASH BACK

Spock (sorprendido): No sabía esa historia. ¿Y qué pasó después?

Carola: No me acuerdo muy bien. Yo tenía cinco años. Mis padres me lo contaron, pero no me acuerdo. Pero por eso le digo, mi tía Morti sufrió mucho con esa decepción amorosa. No vaya usted a hacerle lo mismo.

Spock: Trataré de no hacerlo. Y cambiando de tema, ¿no piensa ir a alguna de las atracciones del club? Hay mucho en qué entretenerse: deportes, sauna, salas de masaje y por supuesto, la piscina.

Carola: A lo mejor más tarde. Ahora me siento un poquito enferma del estómago. Es que esta comida fina me causa indigestión, fíjese.

Spock: Entonces... ¿por qué no va al baño?

Carola (avergonzada): Sí, de hecho eso haré (se levanta de la silla), además tengo unas ganas de vomitar que no se imagina. Ahí me cuida el bolsito. Ya vuelvo.

Carola va al baño y deja su bolso de tela sobre la mesa. Spock ve la oportunidad perfecta para llevar a cabo su plan. Toma el bolso de Carola y saca todas las cosas que hay dentro de él: maquillaje, sus documentos de identidad, el cheque que le había dado Gaby anteriormente, entre otros. Spock mira que alrededor no haya nadie observándolo y decide tomar la cédula de ciudadanía de Carola, la cual esconde en su bolsillo. Con rapidez, Spock vuelve a meter todas las cosas y objetos dentro del bolso.

Entretanto Carola, sin imaginarse nada, se encuentra saliendo del baño de mujeres:

Carola: (tocándose el estómago) Juro que es la última vez que como esa comida fina. A este paso me voy a desaparecer. ¿Y ahora? ¿Cómo regreso a la piscina?

La chica mira a su alrededor y se siente perdida en el inmenso club. Empieza a caminar por los corredores y de repente, se topa con Samael, preguntándole algo a una sirvienta.



Samael: Disculpe señora, ¿no ha visto una joven de pelo castaño vestida de ropa extravagante y...? (logra ver a Carola). Ya no es necesario, muchas gracias.

Carola (extrañada): ¿Qué haces tú aquí? ¿Viniste con la vieja esa, con Elisa, no?

Samael: No Carola. Vine porque necesitaba hablar contigo. Doña Gaby me dijo que estabas en este club, precisamente estaba preguntando si alguien te había visto.

Carola (sarcástica): ¿Hablar conmigo? ¿No querrás decir que viniste para terminar de burlarte de mí?

Samael: Aunque no lo creas, me siento muy apenado por lo que te hice. Sé que no debí haberte dejado sola en el hotel. De verdad lo siento. Es más, yo que no acostumbro a pedirle disculpas a nadie, pero ahora, es diferente, por favor discúlpame.

Carola: Pues no entiendo para qué te disculpas y te humillas frente a mí. ¿Por qué no te vas con la patas de pollo de Elisa? No debiste haberla dejado sola por venir hasta aquí a pedirle disculpas a una chica como yo, que seguramente para ti no vale nada.

Samael: ¿De dónde sacas eso? Yo no estoy pensando así.

Carola: Ya no más. Ya no pienso seguir cayendo en tu tonto juego. Con tus acciones me demuestras que solo pretendes burlarte de mí, que yo no te gusto ni nada de eso. Así que vete. No quiero que me molestes (se va a ir, pero Samael la detiene tomándola del brazo). ¡Suéltame!

Samael: (la suelta) ¿Qué es lo que pretendes? ¿Acaso quieres que me arrodille ante ti? ¿Es eso?

Carola: No quiero nada. Y ya te lo dije. Vete de aquí, no pierdas tu tiempo tratando de enredarme con cuentos (se va caminando).

Samael: (gritando) ¡Pues para que lo sepas no me pienso ir solo porque tú me lo digas! ¡Me quedaré aquí hasta que me disculpes!

Sin embargo, Carola le ignora por completo, dejando a Samael un poco molesto.

INT. / CLUB, RESTAURANTE DEL CLUB / NOCHE

Ya llegada la noche, Carola, Morticia y Spock están en el restaurante del club cenando. Carola está pensativa en la discusión que tuvo con Samael; por otra parte, Morticia habla sin parar de los preparativos de su boda con Spock y éste último solo escucha aburrido.



Morticia: Quiero que todos los invitados vayan vestidos de luto a la notaría, porque nos casaremos por lo civil, que hayan cintas negras y púrpuras adornando el salón y obviamente quiero que mi vestido sea como el de una princesa, pero de negro (ríe). Y tú mi amor, tienes que ir vestido de negro también. Además, la carroza de recién casados, será un carro fúnebre. ¡Divino de muerte! ¿Qué opinas? ¿Te gusta?

Spock: ¡Ah! Sí, claro, me gusta muchísimo. Disculpa cariño, ¿para cuándo sería?

Morticia: Pos lo más pronto posible, mañana mismo si puedes y no tienes tu agenda ocupada.

Spock (muy sorprendido): ¿Mañana mismo? ¿Estás loca? Quiero decir, no podemos casarnos mañana, tengo un par de cosas que hacer antes, ¿me entiendes?

Morticia: (haciendo un puchero) ¡Pues no! Yo quería casarme mañana, pero si de verdad vas a estar ocupado, lo podemos posponer.

Spock: Sería lo mejor. (Pensando: Debo volver cuanto antes a Estados Unidos de nuevo. No puedo quedar aquí).

Morticia: ¿Y tú mi Carolis? ¿Qué te pasa? Has estado muy distraída, como si se te hubiera muerto el marido mija.

Carola: No te preocupes tía Morti. No es nada. Es solo que ya quiero irme.

Morticia: Nada de eso. ¿No sabías que pasaremos la noche en este maravilloso club? Spock pagó las habitaciones, una para ti y otra para mí, pero yo la compartiré con él (le guiña el ojo a Spock y él se pone nervioso).

Carola: (levantándose) ¡Claro que no! ¿Cómo crees? Yo no quiero estar más en este club. Me quiero ir ya. Incluso me iré ahora mismo. No importa si me pierdo. Tarde o temprano encontraré la salida.

Morticia: ¡Pos allá tú mija! Tú te lo pierdes. Yo en tu lugar disfrutaría el fin de semana. Cuando menos piensas llega el lunes y te toca volver al trabajo.

Carola: No me importa. Me quiero ir ya. Ojalá pases buena noche tía y usted también señor Spock. Nos vemos después, chao.

Morticia: Chao mi Carolis.

Carola sale del restaurante del club. Morticia mira sensualmente a Spock y le pone la mano sobre la pierna. Spock cada vez se pone más nervioso.

Entretanto, Carola, buscando la recepción para salir del club, pasa por un bar campestre. Ella deja de caminar sorprendida al ver a Samael ebrio en una de las mesas, con una chica que le está sacando dinero de la billetera. Sin dudarlo, Carola va hacia allí.

Carola: (gritándole a la mujer) ¡Oye tú chica de la mala vida! ¿Qué haces robándole plata a los hombres ebrios? ¿No te da vergüenza aprovechada?

Y rápidamente, la mujer se asusta y sale corriendo con el dinero. Carola trata de ir tras ella, pero se pierde entre la gente y no la ve más.



Carola: (se acerca a Samael) Oye, ¿es que acaso eres tarugo? ¡Te acaban de robar hermano! ¡Oye!

Samael: ¡Carolita! ¡Qué alegría que te veo! Estaba pensando en ti. Te quería decir algo.

Carola: Salgamos de aquí.

Carola ayuda a levantar a Samael de la silla. Los dos caminan hasta la salida del bar. Luego de salir, Carola sigue regañando a Samael:

Carola: Debería arrojarte al río por borracho a ver si se te quita el olor a cerveza.

Samael: ¡No, Carola, espera! (se aparta de ella). Te tengo que decir algo que he pensado toda la tarde.

Carola: Ahora no. Mañana me lo dices. Mejor salgamos de este lugar y tomemos un taxi.

Samael: (mirando fijamente a Carola) Carola... Yo... Te quiero mucho. Eso fue lo que concluí de tanto pensar en ti todo el día. Te quiero para mí. ¿Lo entiendes? Siento algo en el corazón muy especial por ti.

Carola no puede evitar sonreír de emoción, pero a la vez, no cree en las palabras de Samael debido a su embriaguez. Repentinamente, el cantante acerca sus labios a los de Carola; ella lo mira nerviosa, pero al final, los labios de ambos se funden en un dulce beso, sin mucha pasión.

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