viernes, 6 de septiembre de 2013

¡Mi Príncipe! // Capítulo 12 // Felicidad momentánea



Carola y Samael continúan besándose con mucha ternura. Su beso cada vez se torna más duradero. Unas luces de color neón se encienden y surge una fuente de agua del césped donde están parados, lo que hace ese momento más dulce, más mágico. Cuando desprenden sus labios, se miran fijamente.



Carola: (sollozando emocionada) Yo también te quiero. Te amo Samael. Tú eres… el príncipe que siempre soñé para mí, eres mi príncipe.

Samael: Lamento mucho todo lo que te he hecho pasar. Perdóname porque he sido un patán. No me he comportado como un verdadero caballero. Perdóname Carolita. Te juro que en este momento, sin importarme nada, quiero ser tu príncipe. Quiero quererte. Ya no quiero ser el sapo.

Carola rió por aquellas palabras de Samael.

INT. / CLUB, HABITACIÓN DE CAROLA Y SAMAEL / DÍA SIGUIENTE

Al día siguiente, en la mañana. Carola empezaba a despertarse por la luz que entraba con delicadeza por los ventanales. A su lado estaba Samael, abrazándola, profundamente dormido. Al ver el rostro de “su príncipe” sonríe feliz y trata de levantarse de la cama sin despertarlo, pero Samael la detiene, tomándola de la mano.



Samael: (sin abrir los ojos) ¿A dónde vas?

Carola: Pensé que estabas dormido. No quería despertarte.

Samael: Pues ya ves que estoy muy despierto (abre los ojos y bosteza). ¿Así que pensabas irte sin decirme nada?

Carola: Ya lo dije, no quería que te despertaras.

Samael: ¡Eres una tonta! ¡Ven aquí!

Samael jala a Carola hacia él, al tiempo que ella pegaba un gritito de susto. Acto seguido, la abraza. Ella se sorprende por ese tierno detalle.

Samael: ¿Te pensabas ir sin darme un beso ni tan siquiera darme un abracito, ah? ¡Qué mala eres!

Carola entonces, también abraza a Samael, mientras sonríe pícara.

Carola: Dime una cosa. ¿Todo lo que me dijiste anoche lo dijiste conscientemente o solo fue por verme la cara de boba?

Samael: ¿Tú que crees?

Carola: (riendo) ¡Que fue verdad! Por algo dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Así que… siempre te he gustado y no lo querías aceptar.

Samael: Oye, espera, en ningún momento dije eso. ¿De dónde lo sacaste?

Carola: ¿Cómo que no lo dijiste? ¡Eres un mentiroso! Dijiste eso y muchas otras cosas que obviamente solo borracho podías decir, porque el Samael sobrio se comporta como un verdadero patán.

Samael: (irónico) No me digas. Pues aún oliendo a alcohol, este patán es tu príncipe y no te importó besarme.

Carola: (haciéndose la molesta) Harás que te eche de esta habitación que el señor Spock reservó para mí. Agradéceme que te dejara pasar la noche aquí, porque tú te quedaste sin un centavo por borracho, por dejarte robar de esa chica de la mala de vida que se aprovechó de tu estado. Mejor levántate y vete a cepillarte los dientes para que se te quiete el aliento a alcohol.

Samael: (sonriéndole) Tontita.

Y le da un tierno beso en la frente a la extrovertida joven.

INT. / CLUB, HABITACIÓN DE SPOCK Y MORTICIA / DÍA

Spock, en vista de que Morticia se está tomando un baño mientras canta ópera, aprovecha para llamar a Elisa. Toma su celular que estaba sobre la mesita de noche y le marca a su ahijada. Elisa que está en su apartamento desayunando, contesta la llamada:



Elisa: ¡Qué bueno que me llamas padrino! ¿Ya conseguiste lo que sabemos?

Spock: Así es. Precisamente para eso te llamo Elisa, para decirte que le robé a Carola su cédula.

Elisa (contenta): ¿Su cédula? ¡Perfecto! Es justo lo que necesito para meter esa zarrapastrosa en la cárcel. No sabes las ganas que tengo de ver su cara, cuando los oficiales de policía lleguen a detenerla. Pero aún debo esperar un poco más. Ese será como el postre, porque primero hay más que le haré.

Spock: Mira, lo único que quiero en este momento es irme de vuelta a Estados Unidos. La vieja loca esa, la tal Morticia ya está haciendo planes de matrimonio. ¡Me tengo que ir lo más pronto posible!

Elisa: (burlándose) ¡Pobrecito mi padrino! Está siendo acosado por el asqueroso esperpento ese.

Spock (enojado): ¡No te burles de mí! Esto es algo muy serio para mí. Anoche no dormí nada porque estuvo tocándome todo el tiempo, quería que… intimidáramos.

Elisa: (riendo) Bueno, pues para que no te sigas sintiendo ultrajado, entrégame la cédula de Carola hoy mismo. Entre más pronto mejor para ti.

Spock: Esta noche iré a tu apartamento. Nos vemos.

Spock cuelga el celular, justo cuando Morticia sale del baño con una toalla cubriendo su cuerpo.



Morticia: ¿Hablabas con alguien amor mío?

Spock: Eh… sí, hablaba a la recepción para preguntar algo sobre las atracciones del club (miente).

Morticia: Ah, ya veo. Por cierto, aún… aún no lo hemos hecho (le guiña un ojo). ¿Por qué no vienes a quitarme esta toalla? No tengo nada debajo de ella. Aduéñate de mí.

Spock: Perdóname mi amor, pero ahora no es momento. Ya amaneció. No tendría nada de romántico y esa sería la gracia: que hubiera romance. ¿No te parece?

Morticia (triste): Pos sí, tienes razón. Si mañana no fuera lunes, podríamos quedarnos una noche más en este club y a lo mejor, podríamos darle rienda suelta a nuestra pasión.

Spock: Pero por desgracia no se puede, así que toca resignarnos. Yo también me bañaré.

Spock entra al baño, casi corriendo, ya que huye de Morticia, que cada vez se siente más enamorada de él, suspirando.

INT. / PENSIÓN / DÍA

Litzi está buscando un cuarto donde vivir en una pensión, mientras consigo un lugar mejor. La dueña de la pensión habla con ella.



Litzi: La verdad me gusta mucho el cuarto que me presentó señora, pero creo que la renta está un poco costosa.

Señora: Claro que no señorita. Al contrario, me parece que se lo estoy dejando muy barato. Después de todo, no es que sea costoso como dice. Son solo $150.000 al mes.

Litzi: Lo sé, pero para mí sí está costoso. Mi salario apenas me alcanza para pagarle una renta de $90.000.

Señora: No, lo siento mucho, pero yo vivo de las rentas de esta pensión. Con ese precio que me da, me queda imposible dejarle el cuarto.

Litzi (triste): Entonces no puedo quedarme. Como le digo, no me alcanza la plata, pero de igual modo, muchas gracias por su atención.

Señora: Bueno, pues por si cambia de opinión, dejaré el cuarto sin inquilino una semana.

Litzi: Gracias (sale de la pensión, suspirando resignada). Dios mío, si no consigo donde vivir pronto, mi tío va a salir del hospital y me va a encontrar viviendo todavía en su casa. No quiero imaginarme lo que me pasará si me ve. ¿Qué hago?

En ese momento, viene a su mente un recuerdo del día anterior, cuando hablaba con Esteban, mientras caminaban por un parque.

FLASH BACK



Esteban: Ahora se me acaba de ocurrir algo.

Litzi: ¿De qué se trata?

Esteban: Es que Carola tiene un apartamento que aún no ha terminado de pagar. Ella está atravesando por una situación económica mala, por no decir crítica y pensaba que tú podrías vivir con ella, ayudándole a pagar los gastos. ¿Qué te parece?

FIN DEL FLASH BACK

Litzi: Creo que al final terminaré viviendo con Carola, así me toque hacer de tripas corazón. Después de todo, peor es nada y no puedo quedarme en la casa de mi tío.

La joven se queda pensando, concibiendo esa idea.

INT. / BANCO / DÍA

Más tarde, Carola está en un banco de la ciudad, pagando las cuotas que le debe a la inmobiliaria por su apartamento, con el dinero que Gaby le había dado anteriormente. Samael la acompaña y la secretaria que la atiende, está muy sorprendida por verlo a él.



Secretaria (emocionada): ¡Ay! ¡No puedo creer que esté viendo a Samael Sáenz! Por favor deme un autógrafo para presumírselo a mi hermana.

Samael: (le sonríe) Claro.

Samael le da el autógrafo a la secretaria que sonríe muy contenta. Se lo entrega y ella le agradece.

Secretaria: ¡Muchísimas gracias! Disculpe que le pregunte esto, ¿pero aún está soltero?

Samael: No, ella es mi novia (abraza a Carola). ¡Y es mi novia oficial!

Carola: (hablándole en voz baja a Samael) ¡Oye! ¿Por qué dices eso si aún no me has preguntado nada? Primero tenemos que hablar bastante sobre muchas cosas.

Secretaria: Listo señorita Gómez. Ya está a paz y salvo con la inmobiliaria. Menos mal pudo pagar a tiempo antes que de perdiera definitivamente su apartamento (le entrega a Carola el comprobante de pago).

Carola: (recibiendo el comprobante) Muchas gracias.

Carola y Samael se retiran del banco, pero él no deja de abrazarla a ella.

Carola: ¿Podrías soltarme? Se nos dificulta caminar.

Samael: (dejando de abrazar a Carola) Está bien (inmediatamente la toma de la mano).

Carola: ¡Uich! ¡Tú si no tienes remedio! Si no es lo uno, es lo otro.

Samael: Aún no me conoces lo suficiente Carola. Puedo llegar a ser muy lindo con una chica. Más bien dime, ¿por qué te molestó que dijera que eres mi novia oficial hace unos momentos? ¿No es esa la verdad?

Carola: ¡Claro que no! Tú ni siquiera me has preguntado si quiero serlo.

Samael: ¿Y no quieres serlo?

Carola (se sonroja): ¡Qué cosa contigo! ¡Pues sí! ¡Quiero ser tu novia! Pero esa no era la manera en la que debías preguntármelo.

Samael: Trato de ser un príncipe moderno, discúlpame.

Carola: Pero antes de confirmártelo, necesito que me aclares un par de cosas, como la señorita Elisa Montero.

Samael: ¿Qué pasa con ella? ¿Te sientes insegura de que una señorita más refinada que tú me robe?

Carola: Deja de ser convencido y escúchame. Tanto tú como yo sabemos muy bien que ella está enamorada de ti. Esa vieja parece loca, si vieras la reacción que tuvo el viernes cuando nos encontramos.

Samael: Los nervios de Elisa no están bien, pero eso no significa que esté loca. ¡Por favor Carola!

Carola: Pues que aprenda a controlar esos “nervios”, porque no quiero tener que volverme a agarrar de las greñas con ella. Yo sé que tú no llegaste al hotel esa noche porque te quedaste con Elisa y…

Samael: (la interrumpe) Carola, respecto a eso, me sentí muy apenado, muy arrepentido. Por eso llegué hasta ese club ayer, porque quería explicarte que solo la acompañé hasta su apartamento y al final me quedé dormido. Elisa no me gusta si eso es lo que quieres saber. Te aseguro que solo la veo como una buena amiga. Yo te quiero a ti…

Carola: (le sonríe) Está bien Samael. Te creo. Solo te pido que por favor hables con ella, porque como te lo acabo de decir, no quiero tener que volver a pelearme.

Samael: Lo haré. Es más. Mañana hablaré con Elisa en la disquera.

Carola: Pues bien mi príncipe, ahora que soy tu novia oficial, haremos todas las cosas que los novios hacen.

Samael (curioso): ¿Y qué cosas son esas según tú?

De repente Carola sale corriendo y tras sí lleva a Samael, pues aún iban tomados de la mano. Todo ese día la pareja pasa un día espectacular. Primero llegan a un conocido parque de diversiones llamado Salitre Mágico, donde suben a casi todos los juegos, como la inmensa y conocida “rueda chicago”.



Allí también comen algodón de azúcar y por bromear, Carola le unta a Samael en la nariz; él también charla con ella entre risas. De vez en cuando, en algunos momentos, dos o tres chicas se acercan y le piden el autógrafo a Samael, lo cual hace sentir en cierto modo a Carola un poco celosa. Tampoco falta la foto, que se toman frente al carrusel, abrazados.



Cuando ya empieza a atardecer, salen del parque de diversiones. Carola obliga a Samael a subirse en un autobús, que por suerte no estaba tan lleno de pasajeros. Toman asiento en las últimas sillas y en el camino, Carola se queda dormida, apoyándose en el hombro de Samael. Él la mira con ternura.

INT. / HOTEL, RESTAURANTE / NOCHE

Esteban, Carola y Samael se encuentran cenando. Éstos dos últimos están sentados juntos y al otro extremo de la mesa, está Esteban.



Esteban: (un poco desanimado) ¿Así que son novios oficiales? Bueno, pues lo felicito.

Carola: Gracias mi Esteban. Yo la verdad estaba rete enojada con Samael por el desprecio que me hizo anoche, pero como fue sincero y me dijo sus sentimientos, le creí.

Esteban (sorprendido): ¿Samael te confesó sus sentimientos? ¿Me lo dices en serio?

Samael: (susurrándole a Carola) No me hagas parecer cursi frente a Esteban.

Carola: ¡Pues sí Esteban! El frío y antipático Samael me dijo que me quería y que estaba dispuesto a ser mi príncipe, fíjate (ríe).

Samael: No le hagas caso Esteban. Entiende que Carola está muy emocionada por tener de novio a un hombre como yo. Siente que no puede de la felicidad.

Carola: ¡Eres un convencido!

Esteban: (riendo) Bueno, pues como sea, lo importante es que se quieren. Me alegra por ustedes. Espero que sean muy felices.

Carola: Pero esa no es la única buena noticia que quería darte. También pude pagar ya todas las cuotas que debía de mi apartamento gracias a mi abuela que me dio la plata. Ya puedo volver a ver todas mis telenovelas por la noche, a dormir en mi cama con todos mis peluches. ¡Qué alegría!

Esteban: (sonriendo) Me alegra mucho por ti Carola, que todo te esté saliendo como quieres. Espero también que así sea siempre. Ahora que me menciones lo de tu apartamento, me hiciste acordar de Litzi.

Carola (extrañada): ¿De Litzi? ¿La sangrona flacuchenta de la disquera?

Esteban: Carola, no la trates así. Está bien que Litzi no es precisamente una buena persona, pero yo, que me he vuelto su amigo, te aseguro que está dispuesta a cambiar. Ella está atravesando ahora por una etapa muy difícil en su vida.

Samael: ¿Qué le pasa? (bebe un poco de vino de la copa).

Esteban: No sería prudente de mi parte que les contara, lo que sí te puedo decir Carola es que Litzi no tiene en donde vivir por unos problemas personales que tiene con su tío y pensé que tú podrías darle cabida en tu apartamento, es decir, compartirlo con ella y que entre ambas, se apoyen con los gastos.

Carola: Pues yo no tengo ningún problema siempre y cuando, ella deje lo sangrona e hipócrita que es. Como si no supiera que se confabula con la loca de Elisa para hablar de mí a mis espaldas.

Esteban: ¿Quieres que hable con ella o prefieres hacerlo tú?

Carola: Déjamelo a mí. Mañana hablaremos en la disquera en la hora del almuerzo.

Esteban: Muchas gracias por tomarlo en cuenta Carola. Si Litzi se anima a contarte todo lo que le ha pasado, estoy seguro que te vas a conmover y la opinión que tengas de ella va a cambiar. ¿Y cuándo te mudas de nuevo a tu apartamento?

Carola: Veré si mi abuela me da un permiso mañana en la tarde para trasladar todas mis cosas.

Esteban: Acuérdate Samael que también vamos a tener trabajo a partir de mañana. Empieza la grabación de tu nuevo álbum.

Samael: Sí, ya lo recordaba. ¿Y el asunto de mi apartamento?

Esteban: He estado viendo varios catálogos desde ayer. Vi un apartamento en especial. Tendrías tú mismo que ir a verlo por si te gusta para que hablemos con la inmobiliaria.

Samael: Iremos el martes. Mañana va a ser un día bastante agitado y no creo que tenga tiempo.

Esteban: Como tú lo dispongas.

Los tres continúan cenando sus respectivas comidas: Carola una torta de pollo, mientras que Samael y Esteban un camarón con ensalada.

INT. / APARTAMENTO DE ELISA / NOCHE

Elisa y Spock se encuentran en la sala, hablando. Ambos están sentados, frente a frente.



Elisa: Y bien, a lo que viniste. Entrégame la cédula que le robaste a Carola.

Spock pone la cédula de ciudadanía de Carola sobre la mesa. Elisa la toma entre sus manos y la mira sonriendo satisfecha.

Spock: Ya que conseguiste lo que querías, mañana mismo me largo de aquí. Morticia Gómez me tiene loco, no me la aguanto ni un minuto más.

Elisa: ¿Estás seguro que quieres regresar a Estados Unidos?

Spock: ¿Cómo puedes preguntarme eso? No he pensando en otra cosa desde que esa vieja me ha estado acosando. ¡Claro que me quiero ir!

Elisa: Si yo estuviera en tu lugar, lo pensaría mejor padrino. Mira que Morticia Gómez, hasta donde tengo entendido, es una de las socias más importantes de Gaby Music y Gaby Music es una de las disqueras más importantes del país. ¿Te imaginas cuanto dinero le ingresa a esa disquera y cuanto dinero ganan los socios mayoritarios como ella?

Spock: ¿Qué me quieres decir con eso Elisa?

Elisa: Es más que obvio. Cásate con Morticia. Te conviene por lo que te acabo de decir. Es verdad que la vieja es fea, está loca y es una vergüenza, pero si hay dinero de por medio y más para ti que lo necesitas tanto, yo lo pensaría mejor si fuera tú.

Spock (indeciso): No lo sé Elisa. ¿Yo casado con Morticia? Me condenaría para siempre, atado a ella.

Elisa: ¡Que estúpido eres! Si te casas con ella, luego le pides el divorcio y listo. Como fuiste su esposo, te corresponderían el cincuenta por ciento de sus bienes materiales.

Spock: Lo pensaré. Ahora que me lo dices, no es tan mala idea, pero lo pensaré. Entre otras cosas, ¿cuándo culparás a la muchacha esa del robo que dijiste?

Elisa: Aún no lo sé, pero ya veré. Todo a su tiempo padrino, todo a su tiempo. Por cierto, creo que todavía no podrás irte, digo, por si lo decides. Necesito que me ayudes en una última cosa.

Spock: ¡Por Dios Elisa! Ya no quiero seguir siendo partícipe de esa canallada.

Elisa (recia): ¡Te toca! Sabes muy bien lo que podría pasar si te niegas a ayudarme, no quiero repetírtelo otra vez.

Spock: ¡Eres una chantajista de lo peor! Jamás me imaginé que pudieras ser así Elisa, jamás.

Elisa: Me importa poco lo que opines de mí. Escúchame muy bien. Averigua donde vive Carola, para que cuando la culpe del robo, tú te encargues de que la policía la encuentre con las manos en la masa.

Elisa le continúa explicando a Spock, mientras él la escucha atento.

INT. / GABY MUSIC, OFICINA DE GABY / DÍA SIGUIENTE

Gaby está con Litzi en su oficina. Ésta última organiza su agenda para ese día.



Litzi: El señor Ramírez le invitó a un almuerzo especial para esta tarde doña Gaby, más específicamente para la una y media, sin embargo veo un contratiempo, porque recuerde también que esta tarde comienza la grabación del álbum de Samael Sáenz.

Gaby: ¡Ah, es verdad! Bueno, entonces llama al señor Ramírez de mi parte y cancela ese almuerzo. Si te pregunta el motivo, dile que tengo un compromiso más importante que atender en la disquera y que si quiera, podemos posponerlo.

Litzi: (anotando todo en su libreta) Perfecto doña Gaby. Por cierto, iba a preguntarle una cosa. Verá, es que por motivos de fuerza mayor ya no puedo vivir con mi tío y estoy buscando una casita o un apartamento chiquito para quedarme, que no sea muy costoso. ¿No conocerá usted alguno?

Gaby: No, pero deberías revisar en la sección de clasificados del periódico. En varias ocasiones he leído anuncios de personas que buscan un inquilino.

Litzi: ¡Ay doña Gaby! Créame que eso hecho hasta el cansancio, pero cuando llamo y me dicen el precio de la renta, me desilusiono por completo. Es muy costoso para mí sola. De todas maneras gracias. Seguiré intentando. Con permiso.

Litzi se retira de la oficina de Gaby y en eso, ve salir del ascensor a Samael y Carola tomados de la mano. Ella se queda muy sorprendida por eso, tanto que ignora cuando Elisa viene para preguntarle algo.



Elisa (molesta): ¿Se puede saber por qué no me contestas el teléfono Litzi? Necesito que me lleves las fotocopias que te pedí.

En eso, Elisa logra ver llegar a la pareja sonriéndose entre sí y siente como dentro enfurece de celos.



Samael: Buenos días Elisa. ¿Cómo estás?

Elisa: Estoy bien, pero veo que no tanto como tú y como… Carola. ¿No has hablado con ella Samael?

Carola: ¿Hablar sobre qué?

Samael: Es al contrario Elisa, contigo es con quien necesito hablar. ¿Podríamos hacerlo ahora si no estás ocupada?

Elisa: (suspirando) Claro, pasemos a mi oficina. (Les habla a Carola y Litzi) Y ustedes dos empiecen a trabajar que no se les paga por hacer flojera. Especialmente tú Carola. Tienes media hora de retraso.

Elisa mira por encima del hombro a Carola con mucho desprecio y pasa a su oficina. Detrás le sigue Samael.

Carola: Le va a caer como un baldado de agua fría cuando Samael le diga que somos novios oficiales.

Litzi (intrigada): ¿Por qué lo dices?

Carola: Porque debe estar segurísima de que no lo éramos. Ella debe pensar que iba a ganar la revancha, pensaba que me iba a humillar restregándome en la cara que Samael la prefería, pero se equivocó.

Litzi: ¿No te da curiosidad ir a escuchar? Porque a mí sí. La otra vez cuando Samael dio la noticia delante de todos que tú eras su novia, se puso como loca.

Carola: ¡Claro que no! No soy de las que les guste jactarse de las conversaciones ajenas, como tú. Me contaron por ahí que estás dispuesta a cambiar y yo sinceramente no veo que lo estés haciendo.

Litzi: ¿Quién te dijo eso? ¿Esteban?

Carola: Sí, él me lo dijo. Me dijo también que estabas buscando un lugar donde vivir porque tenías unos problemas personas con tu tío o algo así.

Litzi (nerviosa): ¿Y te contó qué problemas eran esos?

Carola: No, no me los quiso decir porque no era prudente de su parte hacerlo. Pero dime, ¿ya encontraste donde vivir?

Litzi: Aún no. Sigo en esas. ¿Por qué la pregunta? ¿Te importa?

Carola: Tampoco soy tan inhumana para decir que no. Te propongo algo, pero ahora no puedo decirte qué. Si quieres escuchar, almorcemos juntas hoy. ¿Te parece?

Litzi: Sí, está bien. Estaré en la cafetería de la disquera alrededor de las una. Yo mejor sigo con mi trabajo. Tengo mucho que hacer y tú deberías hacer lo mismo. Hay que organizar unos contratos y yo no puedo sola.

Litzi se va a su puesto de trabajo, dejando a Carola sola, cruzada de brazos. La chica ya trae puesto desde el hotel su uniforme de secretaria y de milagro lo porta bien organizado.

INT. / GABY MUSIC, OFICINA DE ELISA / DÍA

Elisa toma asiento e invita a Samael a tomarlo también. Samael le agradece con mucha seriedad:



Elisa: ¿Deseas tomar algo?

Samael: Gracias Elisa, pero no quiero tomar nada. Es importante que hablemos.

Elisa: Y bien. ¿Qué es eso tan importante que debemos hablar? Me da la leve impresión de que es relacionado con tu relación con Carola. ¿Me equivoco?

Samael: No, no te equivocas. Es respecto a eso de lo que quiero hablarte.

Elisa: (cruzando las piernas) Te escucho.

Samael: Para empezar, quiero por favor que me comprendas Elisa. Sé que estás enamorada de mí, pero no quiero que te hagas falsas ilusiones conmigo. Desde el primer momento en que me confesaste tus sentimientos, fui claro. Lo sabes ¿verdad?

Elisa: No entiendo por qué me dices esto Samael. ¿A dónde quieres llegar?

Samael: Que descubrí que quiero a Carola mucho más de lo que pude imaginarme. Más que una simple atracción, es un sentimiento mucho más fuerte, un sentimiento muy especial que nunca antes había sentido por una mujer. Es por eso que… Carola y yo somos novios oficiales.

Elisa: (solloza) No te creo. No te creo porque me estás diciendo cosas completamente diferentes a las que me dijiste hace unos días y no es posible que de repente, hayas descubierto que amas a esa zarrapastrosa. ¡No te creo nada Samael!

Samael: Sé que parece increíble viniendo de mí, pero es la verdad Elisa. Encuentro en Carola una diferencia abismal con otras mujeres, porque ella es especial, es sincera, es linda…

Elisa: (gritando) ¡Cállate! (se levanta). Fue ella, ¿verdad? Ella te dijo que vinieras a hablar conmigo para humillarme.

Samael: Claro que no. Y por favor cálmate, no seas paranoica. Carola si me dijo que hablara contigo, pero en el buen sentido, no para humillarte como dices.

Elisa: (llorando) Es que no puede ser posible que te guste esa chica que es tan poca cosa para ti. Si vive avergonzando a la abuela, también te va avergonzar a ti con ese comportamiento de cabra loca que tiene.

Samael: (levantándose ofendido) Creo que la que se tiene que callar eres tú Elisa. Eres una señorita, modérate. Te ves fatal rebajándote ante mí para desacreditar a Carola.

Elisa: Mejor lárgate de mi oficina. ¡Lárgate Samael! Te aseguro que te vas a arrepentir de haberte relacionado con ese tipo de chica.

Samael: No lo creo. Si en algún momento ella llegara a impacientarme por sus defectos, solo la comprenderé, más nunca me arrepentiré. Y está bien, me largo de tu oficina, pero espero que reflexiones y aprendas a darte tu lugar como mujer.

Samael sale de la oficina de Elisa y ella se queda llorando con desespero e impotencia, tanto que para desahogarse, tira furiosa varias cosas que hay sobre su escritorio.

Elisa: ¡La prefirió a ella! Y por encima de eso, me humilló diciéndomelo en mi cara. ¿Cómo pudiste Samael? No, él no tiene la culpa. Fue esa imbécil que lo indujo, pero así no se van a quedar las cosas. Menos mal tengo varios haz bajo la manga para hacerle pagar esto. Si antes estaba ansiosa por perjudicarla como la perjudicaré, ahora lo haré con el doble de ganas.

La joven siente una inmensa ira, que revela en su mirada.

INT. / GABY MUSIC, CAFETERÍA / HORAS MÁS TARDE

Llega la hora del almuerzo y los empleados de la disquera van a la cafetería para almorzar. Antes de ir a ocupar una mesa, le pide la orden a la tendera.



Litzi: Por favor deme una empanada dulce con una gaseosa de manzana.

De repente viene Carola para pedir su orden también.



Carola: (hablándole a la tendera) A mí deme lo mismo por favor, pero en vez de una gaseosa de manzana, deme una con sabor a uva.

Litzi: Pensé que eras tan ordinaria que traías tu comida en un recipiente.

Carola: No, pues si ganas no me faltan, pero como tengo plata quiero darme el lujo de probar la comida que venden en la disquera.

La tendera les trae lo que ordenaron y ambas van a sentarse. Carola empieza a comer su empanada, mientras mira a Litzi detenidamente. Litzi también empieza a comer, pero se siente molesta por la mirada de Carola.

Litzi: ¿Qué? ¿Te parezco tan fea que no me quitas el ojo de encima?

Carola: Pues si estuvieras tan fea, sería al contrario y no te miraría ni de reojo.

Litzi (ofendida): ¿Qué dices? Mira, solo accedí a almorzar contigo para escuchar esa propuesta que querías hacerme.

Carola: ¡Ah, claro! Bueno, en realidad quien me hizo la propuesta fue Esteban y como yo no tengo ningún problema, pues te la quiero hacer a ti. Si aún no tienes donde vivir, puedes quedarte viviendo en mi apartamento, aunque claro, colaborándome con todos los gastos que se requieran por partes iguales.

Litzi: Esteban ya me había dicho lo mismo antes. Yo la verdad no lo tomé de buena manera, porque como tú sabes, no eres una santa de mi devoción, pero en vista de cómo me urge conseguir un techo donde vivir, lo he estado pensando mejor.

Carola: ¿Y eso en palabras castizas que quiere decir?

Litzi: Que está bien, acepto vivir en tu apartamento, pero solo porque no tengo de otra. Pero vamos a tener que pedirle un permiso a doña Gaby mañana mismo, para que pueda mudarme y tú supervises.

Carola: Yo ya le pedí el permiso para reinstalarme esta misma tarde. Si quieres termina de comer y ve a pedirle un permiso también, para que hagamos todo de una buena vez.

Litzi (extrañada): ¿Reinstalarte?

Carola: Bueno, es que por atraso de pago, la inmobiliaria me quitó el apartamento y me desalojó, pero ya gracias a Dios y a mi abuela que me dio la plata, pude pagar lo que debía.

Litzi: Bien, pues entonces más tarde le pediré el permiso a doña Gaby. Tú te vas para tu apartamento, mientras le pido el favor a un vecino que me ayude a trasladar mis cosas hasta tu barrio.

Carola: (sonriendo) Bueno, como quieras, mejor comamos que se nos va a enfriar la empanada.

Las chicas continúan comiendo.

INT. / GABY MUSIC, OFICINA DE GABY / DÍA

Gaby se encuentra en su oficina, discutiendo con Morticia fuertemente:



Gaby (muy enojada): ¿Pero cómo pudiste ser tan inmensamente bruta? ¿Te das cuenta de lo que hiciste Morticia? ¡Podría acusarte de robo!

Morticia: ¡Ya cállate coña! No he hecho nada del otro mundo. Solo le hice un préstamo al banco en nombre de la disquera. No es para despilfarrarlo, es para mi boda con Spock.

Gaby: Para mí es lo mismo. Solo conoces a ese hombre de unos días. ¿Cómo es posible que así de pronto vayan a casarse? Y lo peor de todo es que vayan a hacer una boda a costa del dinero que yo gano trabajando duro en esta disquera.

Morticia: Pero si tú no eres la única que trabaja duro. ¿Yo qué? A mí también me corresponden los ingresos de este chuzo porque soy socia.

Gaby; (lloriqueando desesperada) Ya no puedo más. ¡Ya no puedo más! Desde que llegaste de nuevo, no has hecho otra cosa que hacerme la vida desgraciada. A veces pienso si de verdad eres mi hermana, o si fuiste rescatada por mis padres de una sesión espiritista para que seas como eres.

Morticia: (haciendo un puchero) Me ofenden tus palabras en lo profundo de mi ser Gaby.

Gaby: ¡Y a mí me ofende tu comportamiento hasta la médula! ¿Qué hice yo para merecer una hermana tan idiota como tú?

Morticia: (a punto de romper en llanto) Calla, si tanto te estorbo en tu vida Gabriela, está bien. Me iré muy lejos. Me iré muy lejos cuando despose a Spock (vuelve a sonreír feliz). Y te prometo que apenas diga el sí frente al notario, automáticamente mi asociación con Gaby Music quedará nula.

Gaby: ¿En serio? ¿Me lo dices en serio Morticia? ¿No te importa el dinero que invertiste?

Morticia: ¡Claro que me importa coña! Pero haré un trato contigo. Paga la deuda que tienes con el banco con la plata que invertí en esta disquera y listo. Ya no tendrás que echarme en cara que te robé.

Gaby: Suena razonable. Así todo quedaría en paz.

Morticia: ¡Pos por eso te lo propongo mija! Pero bueno, tengo mucho qué hacer. Debo visitar a Florentina Montiel, una diseñadora francesa de vestidos de novia espectacular. Yo quiero que ella diseñe el mío como siempre lo he soñado, el velo negro, los adornos tétricos y en fin. Me voy (besa a Gaby al estilo italiano). Cuídate…

La extrovertida Morticia sale de la oficina de Gaby. Ella se queda suspirando frustrada por su hermana.

De esta manera, los días van pasando. Litzi comienza a vivir con Carola en su apartamento y aunque ambas al principio se tratan como simples conocidas, poco a poco crece entre ellas la confianza. Samael, por su parte, graba las canciones de su próximo álbum todos los días en la sala de grabación de Gaby Music. Tanto Gaby como Esteban y las personas encargadas del sonido, están presentes.

Cuando al final de la tarde, Samael termina de grabar, Carola entra a la sala y lo saluda. Samael a través del vidrio, le sonríe. Todas las noches la pareja salen a comer o van al cine o simplemente caminan por un parque abrazados con ternura. Samael también se instala en su nuevo apartamento, donde otras noches, llega con Carola y juegan como niños mientras ríen. Si Carola se queda dormida, Samael la carga entre sus brazos, la acuesta en su amplia cama y mirando su dulce rostro, se da cuenta que cada vez se enamora más de ella.

Entretanto, Spock continúa su relación con Morticia, por interés, haciéndole caso a lo que Elisa le dijo antes. Ella se encarga de todas las diligencias para su matrimonio, el vestido de novia, la notaría, el destino de luna de miel, sin imaginar las oscuras intenciones de su amado. Pero Elisa es la más amargada y se llena de ira al ver como cada mañana Carola llega a la disquera con Samael, tomados de la mano. La joven no ve la hora de ejecutar sus planes contra Carola para hundirla.

CONTINUARÁ...

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