martes, 29 de octubre de 2013

¡Mi Príncipe! // Capítulo 14 // Doloroso engaño



INT. / APARTAMENTO DE CAROLA, HABITACIÓN DE CAROLA / NOCHE

Carola y Litzi están viendo su serie favorita de las diez: El Poder de La Envidia. Carola ha organizado el cuarto luego de encontrar el desorden que sin saber hizo Spock, pero en vez de cuestionarse lo que sucedió allí, recuerda una y otra vez aquellas fotografías que sin duda la han dejado mortificada. Litzi por su parte, tiene casi los ojos pegados a la pantalla. Las dos chicas tienen sus pijamas puestas, sentadas en la cama con las luces apagadas.



Litzi: (gritando) ¡No puede ser! ¡Una de las extrañas es Ismael! ¡Dios mío!

Carola: ¿Cómo? ¿Qué dijiste?

Litzi: Que una de las extrañas es Ismael, el policía. ¡Ay Carola! ¿No estás prestando atención? Hoy es el gran final.

Carola: Discúlpame Litzi, pero es que no estoy muy concentrada en la novela. Ando pensando en algo que tiene rete confundida. No sé qué hacer.

Litzi (extrañada): ¿Y de qué se trata? ¿Es lo mismo que estabas pensando en la boda de doña Morticia y Spock?

Carola: Sí. La señorita Elisa me dijo hoy algo sobre Samael. Me dijo que ella y él eran novios en secreto, pero que Samael le terminó por mí, sólo porque para él yo soy una novedad, una atracción momentánea, ¿entiendes? Y trató de decirme también que cuando Samael se aburra de mí, me botará como un trapo viejo como lo hizo con Elisa.

Litzi: ¡Por favor Carola! ¿Y tú le creíste todo esa historia tan improvisada a esa loca? A lo mejor para ella es cierta porque está mal del coco. Tú misma dijiste que está obsesivamente enamorada de Samael. Te quiere separar de él.

Carola: Pero es que yo misma lo comprobé con mis propis ojos. Elisa me dijo que en cuanto tuviera oportunidad, tomara el celular de Samael y buscara unas pruebas contundentes con las que me daría cuenta de la verdad. Fue entonces que cuando estábamos en la fiesta, lo hice y me encerré en el baño con el celular.

Litzi: ¿Y qué pruebas contundentes encontraste?

Carola: Unas fotos en las que él y ella estaban juntos Litzi. Estaban abrazadas e incluso en una de ellas, había un beso entre los dos. No me fijé bien si era Elisa la que besaba a Samael o él a ella; lo cierto es que tenían los labios juntos.

Litzi: ¡No te lo puedo creer! ¿Y se lo dijiste? ¿Enfrentaste a Samael?

Carola: No, ¿por qué crees que me quise ir de la fiesta tan repentinamente? ¡Porque no quería darle la cara! Ahora que recuerdo, me quedé con su celular. Es más, ahora mismo te puedo mostrar.

Carola se levanta de su cama y va por su bolso sobre la mesita de noche; saca el celular de Samael y luego vuelva a la cama para mostrarle a Litzi.

Carola: (enseñándole el celular) Míralas. Pásalas una por una. No sé como pude aguatarme las ganas tan tremendas que tenía de llorar cuando las vi por primera vez.

Litzi va pasando las fotografías una por una, tal como se lo dijo Carola, lo cual también resulta sorprendente para ella.

Litzi: Pe… pero ¿cómo llegaron estas fotos aquí? ¿Quién las guardó en el celular de Samael? Puede tratarse de un montaje, piensa también en eso. A lo mejor la vieja de Elisa las editó y luego las guardó.

Carola: (sollozando) No Litzi, no creo que sea un montaje. ¡Es que no sé qué pensar! Elisa me aseguró que a parte de esas fotos, tenía otra prueba con la que yo quedaría sin dudas. Me dio hasta su tarjeta para llamarla.

Litzi: (suspirando) ¡Ay Carola! Justo cuando todo parecía tan lindo para ti, mira no más con las que te salió la loca Elisa. Yo por seguridad iría a un estudio de fotografía y preguntaría si estas fotos son verdaderas o se trata de un simple montaje. Así comprobarás si lo que Elisa quiere es mortificarte para separarte de Samael.

Carola se queda pensando en lo que acaba de decirle Litzi.

INT. / AUTO DE SAMAEL / NOCHE

Samael va en su auto conduciendo, acompañado de Esteban que está sentado en el asiento de al lado.



Esteban: Qué bueno fue de tu parte haber llevado a doña Gaby hasta su apartamento. ¿Aún piensas en la ida tan misteriosa de Carola?

Samael: La verdad sí. Sigo sin entender por qué se fue de esa manera de la fiesta, sin decirme nada. No hice nada que le molestara, ¿o sí?

Esteban: Las chicas son un poco difíciles a veces.

Samael: Pero Carola no es así Esteban. Ella es sencilla, sin complicaciones, claro que también tiene su carácter, pero es diferente. ¿Crees que debería ir a su apartamento para averiguar que le pasó?

Esteban: No lo sé, pero yo en tu lugar, mejor esperaría hasta mañana. Ya está tarde y recuerda que ella es tu novia, no tu esposa.

Samael: Tienes razón. Lo mejor es que mañana hable con ella para que me dé una explicación. Te dejaré en tu apartamento.

Samael continúa conduciendo por la autopista, que a esa hora, no está tan poblada de autos.

INT. / APARTAMENTO DE MORTICIA Y SPOCK / NOCHE

En el nuevo apartamento en el que ahora vivirán los recién casados, Spock entra silenciosamente. Ve que las luces están apagadas, por lo que piensa que Morticia se ha quedado dormido por esperarlo.



Spock: A lo mejor Morticia se cansó de esperarme y se quedó dormida. Ojalá que sí para que esta noche no se convierta en la peor de mi vida.

Pero de repente, Morticia sorprende a Spock por detrás, tomándolo de la cintura. Spock asustado, voltea y grita:

Spock: (gritando) ¡Aaaaaaaaaaaah! ¡Una bruja!



Morticia: (prendiendo las luces) Claro que no mi Spock, soy yo, tu esposa (sonríe).

La locuaz Morticia lleva puesto un sexy vestido corto, de color negro, por lo que Spock la ve de arriba hacia abajo sorprendido, mientras traga saliva. Ve que después de todo Morticia no está tan mal de físico.

Morticia: ¿Y por qué no me cuentas donde estabas? Desapareciste de la fiesta y te busqué hasta por las faldas de las invitadas (ríe), pero no te encontré. ¿Y por qué estás tan sucio?

Spock: Es que salí a dar un paseo. Necesitaba respirar el aire fresco nocturno, pero como estaba tan oscuro, caí sobre un arbusto.

Morticia: ¡Por las santas calaveras! ¿Y no te hiciste daño? (se va acercando lentamente a Spock).

Spock (muy nervioso): No, o bueno, sólo me golpeé un poco, pero no es nada por lo cual debamos preocuparnos. Lo que sí es cierto es que estoy muy cansado.

Morticia: ¡Nada de eso coño! Tú y yo tenemos mucho qué hacer esta noche. ¿Quieres que te dé una pista? Se trata de nuestros deberes maritales.

Spock: Escucha Morticia. La verdad es que no me siento lo suficientemente preparado física y psicológicamente para esto. Perdóname.

Morticia: (riendo) Perdona que me ría de ti mi bello orejudo de cejas raras, pero es que me cae mucho en gracia lo que me dices. Sea como sea, no dejarás de ser hombre mi amor.

Spock: (suspirando) Pero Morticia…

Morticia: ¡Nada de peros! Yo sé algo que te hará cambiar de opinión.

Morticia toma las manos de Spock y las pone sobre su trasero. Spock abre los ojos de sorpresa como platos y no puede evitar sentirse estremecido por el voltaje que le produce Morticia. Él siente como si se estuviera derritiendo.

Spock: ¡Ay mamacita mía! ¡Ven aquí!

Y al final, Spock toma a Morticia entre sus brazos y los dos se funden en apasionado beso. Los dos pierden el control y se van despelucando, mientras se van tumban sobre el cómodo sofá.

INT. / ESTUDIO DE FOTOGRAFÍA / DÍA SIGUIENTE

Al día siguiente, antes de ir a la disquera, Carola y Litzi van juntas a un estudio de fotografía de la ciudad para asesorarse de que las fotografías almacenadas en el celular de Samael son verdaderas y no se traten de un montaje. Un experto revisa las capturas.



Carola: ¡Ay señor! Muévale. Tenemos que ir a trabajar. Díganos si esas fotos son ciertas o son un simple montaje.

Experto: Sin duda se tratan de unas fotografías veraces señorita.

Litzi: ¿Qué nos quiere decir con eso? ¿Qué no son falsas?

Experto: Exactamente. Sólo habría que estudiarlas bien para darse cuenta que no hay inconsistencias ni imposibilidades físicas, es decir, las personas que aparecen fotografiadas tienen posiciones perfectas, además la calidad, el tamaño y la resolución de píxeles dan crédito que no han sido manipuladas de ninguna manera, ni editadas para crear montajes.

Carola (muy decepcionada): Gracias señor. Le agradecemos su asesoría. Vámonos Litzi.

El experto le entrega a Carola el celular de Samael. Las chicas salen del estudio de fotografía. Carola no puede evitar que una enorme decepción de apodere de ella. Litzi al verla así, se siente mal por ella.

Litzi: ¡Ay Carola! ¡Cuánto lo siento por ti! Pero deberíamos ir a otro estudio de fotografía para que nos den una segunda opinión. ¿No crees?

Carola: No Litzi. Otro experto nos va a decir lo mismo. A cualquier parte que vayamos, nos van a decir que las fotos son verdad.

Litzi: ¿Entonces qué piensas hacer? ¿Vas a encarar a Samael cuando le devuelvas el celular para pedirle una explicación?

Carola: Aún no pienso entregarle nada. Primero voy a hablar con la señorita Elisa para que me enseñe la otra prueba que tiene en sus manos. Con eso me convenceré y ya no me quedarán dudas de las sucias intenciones que Samael ha tenido conmigo en todo este tiempo.

Las dos se miran. Litzi mira con cierto pesar a Carola y ésta última se siente frustrada, confundida, sin saber qué pensar aún.

INT. / GABY MUSIC, OFICINA DE GABY / DÍA

Gaby está en su oficina redactando un documento en computador personal. Tiene lentes puestos. En ese momento, tocan la puerta. Gaby deja de hacer su trabajo y se quita los lentes.



Gaby: Adelante.



Entonces Elisa entra a la oficina con una carpeta en mano, puesto que era la persona que estaba tocando.

Elisa: Buenos días doña Gaby. Me sorprende verla tan temprano aquí el día de hoy.

Gaby: Buenos días señorita Elisa, por favor tome asiento (Elisa se sienta). La verdad es que me urgía venir más temprano de lo habitual hoy. Tengo mucho que organizar después del desastre que dejó Morticia en todo el sistema computarizado de la disquera. Gracias a Dios ya me libré de ella y no me dará más dolores de cabeza.

Elisa (intrigada): ¿Y por qué dice que no le dará más dolores de cabeza? ¿A qué se refiere?

Gaby: Claro, usted no sabe. Morticia ya no es socia de Gaby Music. Ella estipuló que luego de casarse con el señor Spock, su asociación con la disquera quedaría nula. A eso me refería. Por fin dejará de traerme problemas.

Elisa: (pensando: Veo que mi padrino no está al tanto de esto. Ahora le va a hacer más difícil desatarse de esa vieja).

Gaby: ¿Y sólo pasó a saludarme señorita Elisa?

Elisa: ¡Ah, claro! Lo olvidaba. Vine a traerle personalmente estos documentos que usted me mandó a firmar ayer con Carola (le entrega la carpeta). Ya los analicé y tienen mi firma.

Gaby: Le agradezco su aprobación señorita.

Elisa: (levantándose del asiento) Bueno doña Gaby. Iré devuelta a mi oficina. Al igual que usted tengo mucho trabajo aún. Tenga buen día.

Gaby: Igualmente para usted.

Y justo cuando Elisa se encaminaba a salir de la oficina, se marea un poco. Gaby muy preocupada se levanta a atenderla.

Gaby (preocupada): ¿Se encuentra bien señorita Elisa? ¿Le sucede algo?

Elisa: No se preocupe doña Gaby. Sólo fue una breve sensación de vértigo. Debe ser estrés. He tenido mucha presión sobre mí con frecuencia.

Gaby: Lo mejor es que tome asiento o descanse. Puede tomarse el día libre si así lo desea.

Elisa: No es necesario. De verdad, muchas gracias por su preocupación, pero no fue nada. Un mareo le puede dar a cualquiera (sonríe). Con permiso.

Elisa sale de la oficina, pero Gaby se queda extrañada frente a aquel repentino mareo.

INT. / APARTAMENTO DE MORTICIA Y SPOCK, HABITACIÓN / DÍA

Morticia se encuentra empacando su ropa en una maleta, mientras tararea feliz una canción. Spock entra a la habitación en silencio, un poco avergonzado por lo que sucedió la noche anterior con Morticia.



Morticia: ¡Ay! ¡Me siento tan feliz como una lombriz! (ríe). No sabía que eras tan tigre en la cama mi Spock (le ruge). Me diste una noche estupenda.

Spock (avergonzado): Por favor Morticia. Has repetido lo mismo desde que nos levantamos de la cama. Ya es suficiente, ¿no lo crees?

Morticia: Es que no puedo dejar de pensar en eso. Ahora me doy cuenta que valió la pena toda la espera durante estos meses de relación. Pero está bien. Para que no te me achicopales, cambiaré de tema. ¿Ya hiciste tu maleta? El avión sale en una hora.

Spock: La verdad es que no estoy muy de acuerdo con que pasemos una luna de miel. No deberías descuidar tus asuntos en la disquera.

Morticia: ¿Disquera? Te equivocas. Yo no tengo nada que ver con ese chuzo desde ayer. Olvidé decirte que mi asociación y contrato quedaron revocados a causa de nuestro matrimonio.

Spock (extrañado): No te entiendo. ¿Cómo que tu asociación y contrato con Gaby Music quedaron revocados? ¿Qué me quieres decir con eso?

Morticia: ¡Pos nada más que la verdad! Estipulé una clausura en la que inmediatamente después de casarme contigo dejaría de ser socia de Gaby Music. La plata que invertí es mi manera de pagarle a la coña de mi hermana el préstamo que hice para financiar los preparativos de nuestra boda.

Luego de oír esto, Spock queda atónito por completo. Abre los ojos de sorpresa, al tiempo que le resulta increíble la confesión de su esposa. Un tremendo grito sale del apartamento.

Spock: ¡Nooooooooooo!

INT. / GABY MUSIC, PISO PRINCIPAL / DÍA

Varios minutos después, Carola y Litzi llegan a Gaby Music. Las chicas se instalan en sus puestos de trabajo.



Carola (preocupada): ¡Ay Litzi! ¡Mira nomás la hora que es! Estamos retrasadas. Si nos ve mi abuela nos pone como camote (asustada).

Litzi: No te preocupes. Podemos inventarle alguna excusa creíble de por qué tuvimos que llegar más tarde.

Carola: Lo cierto, es que tenía que preparar un informe del balance de ventas del último mes para la señorita Elisa. Lo debe estar esperando. Ya mismo debo llevárselo.

Carola muy apurada, va a su puesto de trabajo, toma unos papeles, los anexa a una carpeta y de inmediato, se dirige a la oficina de Elisa. La joven toca antes de entrar.



Elisa: (revisando unos documentos) Adelante.

Carola: (entrando a la oficina) Con permiso señorita Elisa. Vine a traerle lo que me pidió hacer ayer. Lamento mucho la tardanza.

Elisa: Pon la carpeta sobre mi escritorio. ¿Y se puede saber a qué se debió tu llegada tarde?

Carola: (pone la carpeta en el escritorio) Bueno, es que tuve que hacer unas diligencias con Litzi que me acompañó. En serio, lo lamento mucho.

Elisa: Está bien, no te preocupes. Antes de que te retires Carola, ¿qué pensaste respecto a lo que te dije ayer? ¿Ya comprobaste que lo que te dije es cierto?

Carola: Sí, anoche en la fiesta, tomé el celular de Samael al escondido como usted me dijo. Me encerré en el baño para buscar qué pruebas había allí y…

Elisa (intrigada): ¿Y qué encontraste?

Carola: Vi unas fotos en las que usted y Samael aparecían más cerca de lo debido. Estaban abrazados y en una de ellas… (Agacha la cabeza) se daban un beso en los meros labios.

Elisa: ¿Lo ves Carola? Esas fotografías me dan la razón. Demuestran que lo que te dije es verdad. Créeme que lo que menos quiero es hacerte daño con esto, pero entiende que no puedo permitirle a Samael más canalladas con otras chicas. No es justo que haga esto.

Carola: (con la voz llorosa) Señorita, usted no se imagina lo que he sentido desde que vi lo que vi. No me cabe en la cabezota que Samael pueda ser así. Yo sé que él es a veces un patán, un idiota, algo antipático y frío, pero no puedo creer que sea tan canijo, tan poco caballero con las mujeres para verles la cara y burlarse de ellas.

Elisa (hipócrita): Lo sé. Entiendo lo que estás sintiendo, porque yo también me sentí así. Por eso es que no podemos permitir que Samael les haga esto a más mujeres como a ti o a mí, porque mira nomás el daño que nos hace. Sé que esas fotografías te dejaron perturbada, pero es la verdad y la verdad muchas veces duele.

Carola: Usted me dijo que podía mostrarme otra prueba. No es que no quiera creerle, pero me gustaría estar segura. ¿Puede mostrarme esa otra prueba?

Elisa: Claro Carola. Esa prueba sí está bajo mi poder. Pero necesito que vayas a mi apartamento, porque no me es posible mostrártela aquí en plenas horas de trabajo. Se trata de una grabación que tengo guardada en mi celular, una grabación que va a dolerte mucho.

Carola: ¡No me importa! Yo necesito estar segura que Samael es un sapo imbécil. Esta misma noche, a la salida, iré para allá. Tengo su tarjeta.

Elisa: Perfecto. Te estaré esperando, pero aunque vaya a lastimarte, al menos podrás desenmascarar a Samael, para que no sigas cayendo en su jueguito.

Carola: Bien, entonces me retiro señorita Elisa. Muchas gracias por todo.

La inocente Carola sale de la oficina, al tiempo que sin darse cuenta, Elisa la mira sonriendo con una enorme malicia.

INT. / HOSPITAL, CORREDOR / DÍA



La locuaz Morticia, se encuentra corriendo con paramédicos y enfermeras por el corredor de un hospital de una ciudad, puesto que Spock ha sufrido un paro cardiaco por la noticia y lo llevan en la camilla. Spock tiene una mascarilla transparente que cubre su boca y parte de su nariz.



Morticia: (llorando) ¡Oh, santa madre de las calaveras! ¿Cómo pudo sucederte esto mi Spock? ¿Por qué?

Llegan a la sala de urgencias, pero una enfermera le impide pasar a Morticia.

Enfermera: Señora, no puede pasar. Los médicos harán todo lo posible para reanimar a su señor esposo.

Morticia: (gritando) ¡No, no, no! ¡No pienso esperar aquí! Si mi Spock se muere, me quedo viuda. ¡Y sólo llevamos veintidós horas casados!

Enfermera: Yo la entiendo señora, pero entiéndame usted también a mí, no puedo dejarla pasar. Y cálmese, estamos en un hospital.

Morticia: ¡Mejor quítate coña!

Morticia pisa con sus elevados tacones a la enfermera, la empuja y sale corriendo a la sala de urgencias. La adolorida enfermera sale tras ella para detenerla. Los médicos al verla ingresar se asustan y Morticia se tira a llorar sobre el cuerpo de su marido. Todos tratan de sacarla, pero ella se aferra a Spock.

Morticia: ¡Nooooooooooo! ¡Spock! ¡Spock! ¡Oh nooooooooooo! Si te vas, ya no querré estar muerta. ¡Si te mueres me quedo viva! ¡Suéltenme coños! ¡Suéltenme!

Y justo cuando a las enfermeras tratan de sacar a Morticia como pueden de la sala de urgencias, Morticia agarra con fuerza el brazo de Spock y el cuerpo desmayado cae al piso. Morticia está recia a no soltar el brazo de Spock.

INT. / GABY MUSIC, CAFETERÍA / HORAS DESPUÉS

Ya es la hora del almuerzo. Carola y Litzi van a la cafetería para comer. Las dos ocupan una mesa juntas. La mirada perturbada de Carola es notable.



Litzi: ¡No puede ser! ¿Entonces vas a ir al apartamento de la señorita Elisa esta noche? ¿Estás segura?

Carola: No tengo otra opción Litzi. Me toca ir para ver que otra prueba tiene de lo que me dijo. Necesito escuchar esa grabación con mis propios oídos para ahora sí convencerme de la verdad.

Litzi: ¿Y qué piensas hacer luego de escuches la dichosa grabación esa?

Carola: ¡No sé! No me quiero adelantar a nada todavía, pero para ser sincera, algo me dice que la señorita Elisa siempre me ha dicho la verdad. Es que la oigo tan convencida, tan franca de lo que me dice que resulta creíble, además las fotos que vi dejan mucho que pensar.

Litzi: Pues con eso que me dices, empiezo a convencerme yo también. No tiene caso que sigamos mirando las fotos de una manera que no es.

En ese momento, Samael entra a la cafetería de la disquera, pero no las ve. Litzi de inmediato le avisa a Carola.



Litzi: ¡Mira! Ahí viene Samael. ¿Qué vas a hacer?

Carola (apurada): ¡Ay pos no sé! Me voy a esconder debajo de la mesa. Si te pregunta por mí dile que me fui a almorzar a otra parte.

La joven se esconde debajo de la mesa, tal y como lo dijo. Litzi continúa comiendo indiferente. Samael al verla, se acerca a ella. Carola escucha todo.

Samael: Hola Litzi. ¿Carola no está contigo?

Litzi: (mintiendo) No. Se fue a almorzar fuera de la disquera. No quiso que yo la acompañara. La verdad es que ha estado rete rara toda la mañana.

Samael (extrañado): Más bien ha estado rara desde ayer. Litzi, ¿tú sabes por qué Carola se fue tan repentinamente de la fiesta anoche? Ni siquiera se despidió de mí.

Litzi: No, no sé. Pero ahora que usted lo dice, a mí también me pareció raro que quisiera irse así de la fiesta. Yo no me atreví a preguntarle nada porque estaba muy seria. ¿Quién sabe que le pasará?

Samael (resignado): Ok. Gracias. Estaré en el estudio de grabación corrigiendo algunas canciones con Esteban. Cuando llegue Carola, dile por favor que la estoy buscando y que me urge hablar con ella.

Litzi: Claro. Yo le digo (sonríe).

Samael se retira de la cafetería. Litzi suspira de alivio porque no logró descubrir a Carola. Ésta última sale de la mesa con una mirada de pesar.

Carola: Lo siento, pero no puedo darle la cara Litzi, no puedo…

Litzi mira a su amiga con impotencia de poder ayudarla a que se sienta mejor.

INT. / HOSPITAL, CORREDOR / NOCHE

La noche cae en la ciudad. Morticia camina de un lado a otro, acompañada de Elisa y Gaby. Gaby no puede evitar sentirse impacientada por el caminar imparable de su hermana.



Gaby: ¡Por Dios! Ya quédate quieta que me estás mareando Morticia. Ten paciencia y espera que el médico venga a darnos noticias.

Morticia: Es que me siento tan desesperada como cuando tengo ganas de ir al baño y no estoy en mi casa. ¡Qué horror!

Elisa: Si le sirve de consolación doña Morticia, mi padrino es un hombre fuerte. Ya verá como se repondrá de esto. Hierba mala nunca muere.

Morticia: ¡Yo me muero del ansia! ¡Quiero ver a Spock! El pobre se puso tan mal cuando le conté que ya no soy más socia de Gaby Music. Pegó el grito en el cielo, se puso pálido y se desmayó. ¿Por qué le afectaría tanto la noticia?

Elisa: ¡En fin! No soporto los hospitales y tengo cosas más importantes que hacer. Tendré visita y no quiero dejarla esperando. Cualquier cosa que pase con mi padrino, me avisa doña Morticia. Hasta luego. A usted también doña Gaby, cuídese. Tengan buena noche.

Gaby: Hasta luego señorita.

Pero justo cuando Elisa va a irse, vuelve a sentirse mareada, casi que se siente caer. Gaby preocupada va a sostenerla.

Gaby: ¿Le sucede algo? ¿De nuevo el mismo mareo?

Elisa: (tocándose la cabeza) Sí doña Gaby, pero ésta vez fue peor. Pensé por un momento que me iba a desvanecer. Y de repente siento la cabeza pesada.

Gaby: Es la segunda vez en el mismo día que le pasa lo mismo. ¿Está segura que se trata de estrés?

Elisa: ¿Qué otra cosa podría ser? Yo me alimento bien; es sólo que he ejercido mucha presión. Lo que necesito es un buen descanso.

Gaby: ¿Por qué no aprovecha que está en el hospital y se realiza un chequeo médico?

Elisa: No es necesario doña Gaby. Le agradezco su atención, pero no es necesario. Además, no dispongo de mucho tiempo. Hasta mañana.

Finalmente Elisa se va luego de recuperarse del repentino mareo. Gaby no puede evitar sentirse extrañada por eso. En aquel momento, viene el doctor que atiende a Spock.

Doctor: ¿Son familiares del señor Spock?

Morticia: (empujando a Gaby) Yo soy su esposa doctor. Dígame, ¿cómo se encuentra él? ¡No me diga que partió al otro mundo porque si es así me voy con él!

Doctor: No señora, por suerte su esposo es un hombre con bastante fortaleza. Ha sabido responder muy bien. Sólo se trató de un pre infarto, pero ya está fuera de peligro.

Morticia: (suspirando aliviada) ¡Oh! ¡Qué alivio más grande!

Gaby: (a Morticia) ¿Lo ves? No era necesario que armaras semejante show en pleno hospital público. ¿En qué pensabas cuando te metiste sin permiso a la sala de urgencias?

Morticia: ¡No me regañes coña! He tenido un día horrible para que me vengas con tus cantaletas. Lo importante ahora es que mi pobre esposito está fuera de peligro.

Gaby mira con resignación a su hermana.

INT. / PARQUE DE DIVERSIONES / NOCHE



Litzi decide aceptar la invitación de Esteban de pasar una divertida noche juntos. Los dos entran a un poblado parque de diversiones de la ciudad. Litzi come algodón de azúcar, mientras ríe junto a Esteban, que también come lo mismo.



Esteban: Ya Litzi. ¡Para mí no fue nada divertido subir a la montaña rusa! (disimula la risa).

Litzi: ¡Ay, discúlpame Esteban! Lo que pasa es que no puedo dejar de recordar tu cara de susto (continúa riendo). ¡Es que me parecía muy cómica! Perdóname.

Esteban: No te preocupes. A mí también me cae en gracia, especialmente cuando pegué el grito en la bajada. Pero fuera de charla, me alegra mucho que te estés divirtiendo Litzi,

Litzi: Hacía mucho tiempo que no reía tanto. Y hacía también mucho tiempo que no subía a la montaña rusa. La última vez tenía doce años, mi mamá aún estaba viva (nostálgica).

Esteban: Yo tampoco me divertía como tú desde hace tiempo, ¿pero sabes? Es bueno que estemos compartiendo este tipo de momentos juntos. Dime, ¿cómo va todo con el chico que te gusta?

Litzi: (suspirando) ¡Ay! La verdad no sé. Lo quiero mucho, pero como te dije ayer en la fiesta, él no me corresponde de la misma manera.

Esteban: ¿Y por qué no te animas a contarle tus sentimientos? Si algo es seguro es que no tenemos por qué avergonzarnos de lo que sentimos. Tú eres una muchacha muy linda, tierna y desde que decidiste cambiar tu estilo de vida, te ves más bonita sonriendo a cada momento.

Litzi (ruborizada): ¡Ay Esteban! ¡Qué cosas dices! (ríe nerviosa).

Esteban: Es la verdad Litzi. Pero nada pierdes con intentarlo. Si te sirve de ejemplo, una noche estuve dispuesto a confesarle mis sentimientos a la chica de la que te hablé ayer. Al final, lo hice. Le dije todo lo que sentía, aunque luego me sentí avergonzado y arrepentido, pero ella con su dulzura supo comprenderme. Desde eso, concluí que a lo mejor, si ella no es para mí, otra persona lo será. Es justo lo que te decía ayer, que el destino puede tener otros planes.

Litzi (indecisa): No lo sé Esteban.

Esteban: Mira, si te animas, dile a ese chico todo lo que te venga directo del corazón. Si él es para ti, para ti será, pero si no, debes aceptarlo con humildad.

Litzi: Lo entiendo. ¿Pero cómo saber si a pesar de decirle lo que siento, va a ser el amor de mi vida, la persona con la que compartiré mi amor? ¿Cómo lo averiguo?

Esteban: Ya es cuestión de tener paciencia de tu parte para esperar los veredictos del destino. Si le confiesas tu amor, y te pasa lo que me pasó a mí, deberás esperar; esperar a que pueda algún llegar a corresponderte porque realmente se ha enamorado de ti, o esperar a que llegue un nuevo amor.

De repente, los dos se quedan en silencio, dejando de caminar. Litzi suspira y sin que Esteban se lo espere, ella lo besa con una enorme ternura en la mejilla, en efecto de cámara lenta. Litzi se aparta y deja caer su mirada avergonzada, dejando a Esteban sorprendido por aquel gesto.

Esteban (consternado): ¿Qué significó ese beso Litzi?

Litzi se queda sin responder, pues dirige su mirada para otra parte ya que no se siente capaz de dársela a Esteban.

INT. / APARTAMENTO DE ELISA / NOCHE

Elisa llega rápidamente a su apartamento, después de haber estado en el hospital averiguando por el estado de salud de su padrino Spock. La joven tira su bolso sobre el sofá y mira la hora impaciente en su reloj de muñeca.



Elisa (impaciente): ¡Ya son más de las ocho! ¿Por qué no llega la zarrapastrosa?

Y justo en ese momento, tocan el timbre. Elisa se dirige a abrir. Luego de hacerlo, ve que se trata de Carola.



Elisa (fingiendo amabilidad): ¡Carola! Qué bueno que sí viniste. Pasa por favor.

La chica pasa al apartamento un poco tímida, cierra la puerta tras sí. Lleva puesto su uniforme de secretaria, ya que se ha venido de la disquera directo al apartamento de Elisa.

Elisa: Siéntate con toda confianza. Estás en tu casa. ¿Quieres tomar algo? ¿Ya cenaste?

Carola: (sentándose en un sofá) Le agradezco sus atenciones señorita Elisa, pero no quiero nada, muchas gracias. Sólo vine hasta aquí para lo que sabe. ¿Me habló de una grabación, no?

Elisa: (sentándose en otro sofá al frente de Carola) Sí. Lo que voy a mostrarte es una grabación que le hice a Samael, obviamente sin que él se diera cuenta. Ahí, él me estaba hablando cosas horribles sobre ti. Dice incluso que tú no eres su tipo. Es algo fuerte.

Carola: (respirando hondo) ¡Pos bien! Haya dicho lo que haya dicho, mis oídos están dispuestos a escuchar.

Elisa toma su bolso que estaba precisamente a su lado. De el, saca su celular y en pocos segundos empieza a reproducir aquella grabación. Carola está atenta. La grabación empieza:

GRABACIÓN

“Elisa: ¿Realmente te gusta Carola? ¿O la relación que tienes con ella es solo por... diversión?

Samael: Carola es una chica especial, es linda, es tierna...

Elisa: No te pregunté cómo la describirías. Te pregunté otra cosa. Por favor Samael, directamente no tienes que responderme. Yo sé muy bien que sólo es por pasar el rato. El silencio que guardaste cuando te lo pregunté por primera vez en el restaurante lo dice todo.

Samael: Pues no te puedo negar que al principio, cuando Esteban me confesó que Carola estaba... enamorada de mí, me aproveché de eso como dices para pasar el rato, por diversión, no la tomaba en serio. De hecho, pensaba incluso solamente burlarme de ella, pero no era tan fácil, aunque parecía ingenua no lo era.

(Carola abre la boca sorpresa, al tiempo que un inmenso vacío llena su pecho).

Elisa: ¿Fue ella la que pidió que le dieras tiempo, verdad?

Samael: (suspirando) Sí, fue ella.

Elisa: ¿Y qué piensas hacer ahora? ¿Qué pasará cuando Carola te confirme que sí quiere ser tu novia oficial?

Samael: No estoy seguro que voy a hacer, pero lo que sí tengo claro es que Carola y yo no congeniamos, no podemos ser nada. Ella no es mi tipo, es una chica imprudente, mal educada, mal hablada, con poca cultura. ¡Es una vergüenza! Simplemente ella y yo, jamás podríamos llevar una relación.

Elisa: (ríe satisfecha) ¡Completamente de acuerdo contigo!”

FIN DE LA GRABACIÓN

Los ojos de Carola se llenan de lágrimas al escuchar las palabras de Samael; se le saltan aquellas lágrimas. Elisa finge verla con compasión, pero en el interior está satisfecha. La chica se lleva la mano a la boca para no romper en llanto.

Elisa: Lo siento mucho Carola, créeme que lo siento mucho, pero acabas de escuchar quien es en verdad Samael Sáenz.

Carola: (conteniendo el llanto) Lo siento mucho señorita, pero no puedo… no puedo evitarlo (rompe a llorar finalmente).

Elisa: (suspirando) Adelante, llora. Desahógate. Sé que no nos hemos llevado muy bien, pero desde lo más sincero de mi corazón me duele mucho que estés sufriendo de esta manera (se le saltan las lágrimas). Me conmueve mucho, de verdad.

Carola (desgarrada): ¿Cómo? ¿Cómo puede ser posible? ¿Cómo pude ser tan estúpida y no vi las verdaderas intenciones de Samael? ¿Cómo me pudo causar este dolor tan grande y me dejé enceguecer de esta manera? Dios mío, ¿cómo?

Elisa: (finge llorar) ¡Ya Carola! Ya no vale la pena que sigas derramando lágrimas por Samael. Él no merece tu perdón. Tarde que temprano te iba a dejar como un trapo usado y hubiera sido peor para ti porque te hubieras ilusionado más.

Carola: ¡Yo no puedo con esto! (se lleva la mano a la boca). ¡No puedo, no puedo! (se levanta del sofá). Con permiso señorita Elisa, perdóneme, pero me tengo que ir.

Y con gran prisa, Carola sale corriendo del apartamento de Elisa, llorando desgarrada. Justo cuando Elisa escucha que la puerta se cierra, empieza a reír a carcajadas con gran maldad y se limpia las lágrimas.

Elisa: (riendo) ¡Qué cursilería por Dios! Por poco me creo mi papel (ríe). Mañana esa idiota va a estar tras las rejas. Ya quiero ver semejante espectáculo cuando los policías lleguen a Gaby Music para arrestarla. Ya quiero ver su cara cuando todos la acusen de ladrona. ¡Va a estar bueno el show!

Y sin imaginarse nada, Carola toma el autobús de regreso a su casa. Está sentada al lado de la ventanilla, mirando mientras llora en silencio. Recuerda la noche en que Samael le confesó que la quería. Se escucha la canción “Rosa Pastel” de Belanova durante aquel recuerdo.


FLASH BACK



Samael: (mirando fijamente a Carola) Carola... Yo... Te quiero mucho. Eso fue lo que concluí de tanto pensar en ti todo el día. Te quiero para mí. ¿Lo entiendes? Siento algo en el corazón muy especial por ti.

Carola no puede evitar sonreír de emoción, pero a la vez, no cree en las palabras de Samael debido a su embriaguez. Repentinamente, el cantante acerca sus labios a los de Carola; ella lo mira nerviosa, pero al final, los labios de ambos se funden en un dulce beso, sin mucha pasión, que cada vez se torna más duradero. Unas luces de color neón se encienden y surge una fuente de agua del césped donde están parados, lo que hace ese momento más dulce, más mágico. Cuando desprenden sus labios, se miran fijamente.

Carola: (sollozando emocionada) Yo también te quiero. Te amo Samael. Tú eres… el príncipe que siempre soñé para mí, eres mi príncipe.

FIN DEL FLASH BACK

Carola: (con la voz quebrantada de llorar) ¡Tonta! Eso es lo que he sido. Me equivoqué contigo Samael. Los príncipes no existen más que en la irrealidad. ¡Pero ya no más! ¡Ya no pienso seguir siendo idiota para que me vean la cara! ¡No más! (se limpia las lágrimas con enojo).

CONTINUARÁ…

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